Primeros años de este nuevo siglo. Reincidentes y Los Delinqüentes empiezan a coincidir por escenarios, camerinos, bares, trenes o aviones en esos caminos de nuestra abigarrada geografía. La afinidad con el Canijo fue instantánea, en parte, porque su alma rockera es tremenda. Pero también serviría de engranaje en esa amistad nuestro origen, ser andaluces, con todo lo que ello implica cultural y políticamente hablando. En esos encuentros fortuitos, ambos artistas creamos el sustrato propicio y necesario para inyectar argamasa a una camaradería, que, ajena al paso de los tiempos, siempre se ha conservado sana.
Porque hay años en que nos hemos visto más y otros que menos. Algunos ni eso. Da igual. Cuando a Reincidentes se nos ocurrió llamar al Canijo para ser parte del proyecto de singles colaborativos (que nació en 2020, plena pandemia, y que está a punto de llegar a su colofón) resulta que el teléfono del Canijo estaba en nuestra agenda desde hacía muchísimo. ¿La respuesta a nuestra llamada?: “por supuesto, compadres”. A partir de ahí, a currar con alegría.
Así que cada uno eligió su versión del otro. El Canijo graba “La Viuda” (Sol y rabia, 1993) en Jerez con Pedro Pimentel (guitarras, bajo, cajones y producción) en los estudios P.Pimentel (Jerez) y en Espinosa Estudios Audio Track de Chiclana. Reincidentes haríamos lo propio con “No Paramos De Mover Las Manos” (El nuevo despertar de la farándula cósmica, 2012) primero en el local de ensayo, luego con Alfonso Espadero en el estudio Tempo de Mairena del Aljarafe.
Ya con todo grabado hubo otra agradable coincidencia: las mezclas se llevarían a cabo en esos mismos estudios Tempo de Sevilla, dirigidas por Alfonso Espadero y Jaime Cuadrado, técnico de directo del Canijo, miembro del grupo Gérmenes y a la sazón viejo amigo nuestro. El mastering, como en casi todo el proyecto de singles colaborativos, lo realiza Jordi Gil en Sputnik Estudios de Sevilla.