martes, 3 diciembre, 2024
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Hay géneros musicales que pasan de moda y van quedando relegados a una menor relevancia social, pero sin llegar a perder por completo toda su transcendencia, recobrando su estatus de fenómeno tanto cultural como musical cuando una formación con una particularidad en concreto logra superar el underground y convertirse en un fenómeno de masas fuera de sus fronteras. Los suecos The Baboon Show se han coronado como un grupo en el que creer, una fuerte baza tanto en estudio como en directo, con pinceladas evolutivas que mantienen latente su salvajismo e irreverencia punk, conservando la fe en incitar a la revolución, de acabar con el odio y la intransigencia para poder crear un mundo mejor, tanto para nosotros como para los que nos rodean, cuestionar las verdades de los falsos profetas, y a su vez ser todo un revulsivo para aquellos que acuden a sus directos, se diviertan y se olviden de sus problemas cotidianos. Una fiesta de rock’n’roll en toda regla. Una popularidad que va en aumento acorde a su crecimiento musical, con una coraza mucho más sólida en patrones rítmicos y una plena excelencia escénica, aparcando un poco su planteamiento tradicional de componer temas punk de dos minutos con tres acordes, evolucionando para garantizar el tener mucho que decir en el futuro, en dinamismo y clasicismo rockero.

La experiencia es un grado y los franceses Not Scientists lo sacaron a relucir durante el tiempo que dispusieron, plasmando buena calidad como músicos, con una limpieza vocal tendente al pop y con unas guitarras que fueron extrayendo destellos en una línea post punk. Una concordancia absoluta tanto en la parte instrumental como en la vocal, encauzando su sonido hacia un terreno de energía, velocidad y melodía en “Heart Attack” “Like Gods We Feast” y “Downfall”, mucha ligereza y asequibilidad, mantenido fidelidad total a sus ideas con la suficiente apertura estilística y una actitud trazada en plena naturalidad, dejándose llevar por las emociones y con una perfecta consolidación en estilo, sonido y composición en los últimos compases de su actuación, a través de “Perfect World“ y “Leave Stickers on our Graves“, invitación implícita a mover el esqueleto y manteniendo viva toda su personalidad bajo un estilo moderno capaz de conectar de una manera muy abierta.

Lo de The Baboon Show es una carrera de constancia y firmeza, expresada de una forma muy sincera y con la capacidad de conectar con un público de gustos muy diversos, sabiendo de dónde vienen, a dónde van y cuidando el significado y la calidad musical por igual, haciendo con la mayor honestidad su propio camino. Canciones que en directo dan mucho juego, porque actitud, garra y fuerza no les falta, donde cada elemento sonoro tiene el objetivo de transmitir, independientemente de que cada tema pueda caer hacia terrenos algo distintos. El buen hacer y la mejora continúan siendo sus cualidades más notables, y es que no solo gozan de un absoluto entendimiento sino también de unas señas de identidad características y reconocibles para regocijo de sus seguidores.

La temperatura subió con ellos varios grados, una actuación incontestable en todos los aspectos, moviéndose por el escenario su vocalista Cecilia Boström con mucho nervio, dándose un baño de masas nada más empezar con “Made Up My Mind”, “Rolling”, “God Bless You All” y “Me, Myself And I”, con una riqueza en matices guitarreros y ritmos sensacionales, músicos capaces de orientar los temas hacia el terreno que buscan, y cuidando muchísimo la escenificación en esta nueva gira, un telón gigantesco que cayó nada más empezar y otros más pequeños de fondo con la portada de su reciente disco “God Bless You All”, cumpliendo con el deber de provocar una reacción en el espectador. Se desgañitaron más de lo debido en “Queen of The Dagger” y “The Shane”, ramalazos de una calidad imposible de ocultar, aplicando su propia creatividad en ritmos muy variados, con una labor vocal muy sentida.

Auténtico ejemplo de actitud y de empaque sobre el escenario que siempre hace generar mucho calor en cualquier sala, provocando un desgaste considerable en la figura de su vocalista, más habiendo tenido que coger todos ellos un avión a las 3 de la mañana para llegar a tiempo a la capital bizkaina, obligándoles a llevar a cabo la presentación uno a uno de los músicos mucho más antes de lo habitual y bajando las revoluciones en “Hurray” y “Gold”, acaparando con mayores desarrollos en transiciones intermedias un sinfín de emociones, con un brillo guitarrero por parte de Håkan Sörle ,digno de la genialidad de los maestros del género.

Nos quedaba mucho por sudar, por cantar y por sentir, ritmos como “Dig On”, que se inyectan por vena para activar los sentidos, primera de las dos veces que Cecilia fue llevada en volandas por el público hasta el fondo de la sala, manejándose posteriormente con una vitalidad que ya no encuentras en los grupos que han alcanzado la cima del éxito, sin fisura alguna, en una amplitud infinita, fruto de su búsqueda de nuevos caminos para apaciguar sus inquietudes musicales en “It´s a Sin”; “Boredom Boderom Go Away!”, “Same Old Story” (la canción proletaria más famosas de Knutna Nävar) y “You Got a Problem Without Knowing It”, Cecilia rugiendo de la manera más fiera, atreviéndose a bajar entre la multitud y desatar la histeria colectiva,con una gruesa voz abriendo camino en “Punk Rock Harbour”, resultando absolutamente emocionantes en sus cambios de textura y alternancia de intensidades, sin ningún truco añadido al sentimiento que transmiten en “Prisoners”, cargado de sensibilidad a cargo de Håkan a las voces.

La vitalidad tampoco decayó en los correspondientes bises “Tonight», “Oddball”, Playing With Fire” y “Radio Rebelde”, llamamiento a despreocuparte y dejarte llevar por las emociones, con buenas ovaciones por parte de público visiblemente agradado por el desparpajo, soltura y buen nivel derrochado por el conjunto, sin quedarse en superficialidades, con una ejecución tal libre como intachable, con actitud, descaro y mucha cercanía y naturalidad, respondiendo con creces a su propia autoexigencia, facturando canciones que crean poso en el oyente.