Los madrileños Celtian han sabido darle ya su propio sello a su música y convertirse en una de las realidades más brillantes de la escena nacional celta, llevando un paso más allá la faceta sinfónica en su tercer disco «En Tierra de Hadas», para crear paisajes y generar emociones, con un revestimiento sonoro donde no faltan los elementos folk (flautas, violines y gaitas) ni las melodías pegadizas, merced al haber sabido poner al servicio del conjunto sus grandes dotes artísticas individuales. En su primera visita a la sala Groove (Portugalete) dejaron constancia de un encanto muy apropiado, demostrando un crecimiento musical basado en diferentes matices y transmitiendo en voces y en guitarras mucho sentimiento, fluyendo de una manera muy natural en emocionantes cambios de textura y encontrando la armonía su correcto orden bajo la seña de identidad de la pulcra voz de su vocalista Xana Lavey.
Un llamamiento a dejarse llevar por las emociones y la alternancia de los estupendos pasadizos instrumentales en perfecta sintonía a cargo de unos músicos capaces de hacer volar su imaginación sin ponerse límites, exponiendo destellos muy varopintos en «Magia de Luna», «Lagrimas de Cera», «Sendas de Leyenda», «El Solsticio de Driade», «Tu Hechizo» y «La Musa del Bosque», embelleciendo un universo enorme lleno de contrastes y con total amplitud. Un trasfondo mucho mayor en una dosis de calidad que rompe fronteras, una explosión musical de magia y grandeza con un desarrollo inmenso en tratamiento orquestal en «Eala»,»Niamh», «EL Hijo del Ayer» y «En Tierra de Hadas», haciendo crecer las sensaciones mediante registros vocales preciosos y envolventes ante los oídos de cualquier amante de los sonidos sinfónicos y de tintes folk. Una exposición musical a degustar al detalle, primando una personalidad libre de ataduras, destapándose como grandes músicos en todas las facetas.