La banda vasca de rock/metal COBRA ha regresado a la actividad con una formación renovada, desarrollado sus potencialidades al máximo y subiendo la exigencia en cuanto a detalles y filtros sonoros de lo más atmosféricos en su nuevo disco “Henko”, sin perder una seña de identidad con el pasado, conservando su fuerza y contundencia característica.
Seis canciones que exploran el cambio, las decisiones y sus consecuencias, las despedidas y la decepción, el aprendizaje que nace del error y, sobre todo, la resiliencia: la capacidad de levantarse, mirar hacia adelante y continuar con fuerza y motivación incluso en los momentos más oscuros.
El haber tenido una disponibilidad de tiempo mucho más amplia os ha permitido añadir ciertos aspectos de modernidad en el sonido y experimentar con diferentes matices, una amplitud de miras a la hora de trenzar y conjugar elementos que esconden mucho más de lo que se puede apreciar en un primer contacto, alcanzado una gran densidad y complejidad en las bases rítmicas.
Una colección de canciones que suenan inmediatas y directas, construidas desde estructuras firmes, albergando destellos de nuevos conceptos y formas en la unión de matices muy dispares. ¿Qué retos o estímulos teníais para este disco? ¿Cómo se ha desarrollado todo el proceso creativo?
Una vez terminada la gira de presentación de nuestro anterior disco, estábamos en una especie de letargo, haciendo solo algunos conciertos puntuales. El año pasado tuvimos la suerte de acompañar de gira a Cancer Bats y ese fue el detonante: ver de cerca a una banda con esa energía y actitud tan underground nos contagió y nos animó a ponernos manos a la obra. El estímulo fue básicamente ese, retomar la actividad. Para eso vimos imprescindible componer material nuevo y plasmar ideas que llevaban tiempo rondando nuestra cabeza.
No teníamos prisa ni fecha límite, así que empezamos a componer de forma muy natural, simplemente por disfrutar del proceso, hasta que vimos que había suficientes temas para grabarlos y publicarlos.
Supongo que los cambios acontecidos en el seno de la banda, las entradas de Sergio (Highlights) e Iñigo Ibarrondo (Sharon Stoner) ha contribuido a este ligero cambio de dirección musical hacia algo más abierto y personal. ¿Ha sido así?
Por un lado, Sergio entró a sustituir a Ekain nada más publicar “Fyre”, por temas logísticos de directos y, después de cuatro años, de manera muy natural, Ekain le cedió el puesto en la banda.
Por otro lado, cuando hablamos de volver al local a componer cosas nuevas, David decidió no sumarse. Eso influyó en la dinámica, porque hasta ahora las canciones nacían de ideas o riffs que David y Josu traían de casa; esta vez éramos tres y la fuente inicial de riffs era solo una. Eso hizo que todo fuera más colaborativo y directo, con cada uno aportando ideas.
A nivel musical, todo influye, porque las canciones se nutren de quienes las están creando. Pero también es cierto que en determinados momentos de la vida puedes decidir tomar una u otra dirección aunque no haya cambios en los integrantes. “Henko” es simplemente el resultado natural de esa etapa compositiva.
Iñigo llegó al final, muy motivado y con mucha energía. Las canciones ya estaban listas, así que su trabajo fue darles el toque de bajista, adaptar líneas, hacer arreglos y enriquecer los temas.
En este nuevo disco “Henko” hay aspectos que denotan un deseo de crecimiento continuo de vuestras posibilidades, sin ahogarse en actos que resulten forzados. ¿Hasta que punto habéis enfocado esta vez el concepto de la producción junto a vuestro productor y técnico de sonido Xanpe?
Con Xanpe ya tenemos mucha confianza. Cuando empezamos a hablar del disco le dijimos que nos gustaba el sonido del anterior, y él soltó: “Eso es el pasado; este va a ser mejor en todo.” Con una frase así, pues oye… te relajas y te dejas llevar, jeje.
Nos conoce muy bien, sabe cómo sonamos y qué buscamos. Pero además sabe muchísimo de música, así que sus ideas siempre están encima de la mesa. La producción fue un proceso muy natural: sabía qué empujar, qué limpiar, qué ensuciar y dónde dejar espacio. Todo suena firme y potente, pero sin que nada parezca metido con calzador.

Foto: Galder Izagirre
“Henko” mantiene la fuerza y contundencia que definen a la banda pero inaugura una nueva etapa, renovada y con una identidad ampliada. Un viaje de profundas emociones y contrastes, reflejando inquietudes y vivencias de cada uno de vosotros. ¿Cuál ha sido la razón de hacer un disco tan íntimo y personal?
Porque nos pilló en un momento más sensible, jejeje. En serio: los últimos años han sido de cambios dentro de la banda y en nuestras vidas personales. Cobra siempre hemos sido una banda muy musical, donde las letras acompañaban sin buscar un mensaje especialmente profundo. Pero al escribir este disco nos sentamos a hablar y acordar de qué queríamos hablar y con qué queríamos sentirnos reflejados.
Las letras tratan sobre el proceso de cambio, no solo en la banda sino en lo personal, y también sobre cosas externas que están ocurriendo en el mundo, auténticas atrocidades que no queríamos ignorar.
Todo eso nos llevó a un disco más personal, pero también muy positivo: el concepto de “Henko” va de eso mismo, de cambiar y tirar hacia adelante.
Con cada canción habéis buscado una manera distinta de expresar vuestros sentimientos, adornadas de ciertas tesituras y líneas de guitarra y rítmica bien empastadas. ¿Cuál es para vosotros el elemento más importante en una canción?
La intención. Puede ser un riff sencillo, un ritmo raro o un estribillo enorme, pero si no te mueve algo por dentro, no vale.
El germen casi siempre es el riff. Todas nuestras canciones parten de uno o dos riffs que nos hacen vibrar y pensar: “aquí hay tema”. Luego viene el trabajo de estructura y composición. A veces la voz llega al final, otras veces es la voz la que termina de darle forma al conjunto.
En una primera toma de contacto da la sensación de ser un disco de gran versatilidad rítmica, con una elevada precisión interpretativa y riqueza melódica, pero escuchándolo atentamente te das cuenta del gran trabajo que hay detrás, repleto de detalles y matices. ¿Está es la visión correcta para un mayor disfrute del mismo?
Cada uno disfruta como quiere, no creemos que haya una forma “correcta”. A nosotros nos gusta incluir arreglos o detalles, aunque sean sutiles. Puede que no se perciban en las primeras escuchas, pero están ahí. Y sí: cuando escuchas un disco que has oído cientos de veces y todavía descubres un detalle nuevo, mola mucho… pero tampoco creemos que COBRA estemos en ese Olimpo, jeje.
“Henko” es una palabra japonesa que significa “cambio transformador irreversible”. Hay que concebir este disco con un punto de inflexión en vuestra trayectoria, dejando ya aparcado definitivamente esas adaptaciones de películas y series. ¿Hacia donde progresan vuestros gustos e inquietudes musicales?
Seguimos siendo muy de riffs, de energía y de guitarras, pero escuchamos muchísima música distinta. No pensamos en etiquetas o escenas, sino en lo que nos inspira en ese momento. Las influencias pueden venir de pelis, series, electrónica, metal, bandas clásicas… un poco de todo.
Y aunque ya no dependemos tanto de adaptaciones de pelis para escribir letras, tanto como “aparcadas definitivamente” tampoco diríamos… siguen apareciendo referencias, solo que de forma menos explícita.
Personalmente para mí una de las virtudes de este nuevo trabajo, aparte de la calidad de las canciones, es la riqueza de matices, las espléndidas melodías vocales y la perfecta conjunción entre si de todos los elementos ¿Ha habido algo que os haya influenciado a la hora de buscar ese sonido que queríais alcanzar?
Instrumentalmente con Xanpe hemos probado otras maneras de sonar y se nota. Siempre hay alguna referencia de algún disco que te gusta pero nunca hemos intentado sonar a otra banda. Nos atrae no sonar siempre igual y se podría decir que cada disco es la fotografía de ese momento concreto. No ha sido algo buscado, fuimos trabajando poco a poco y soltando lo que sentíamos a la hora de crear las canciones, sin prisa pero sin pausa y este ha sido el resultado.
Lo más normal es evolucionar de una manera natural y coherente. Este álbum es vuestro disco más ambicioso hasta la fecha debido a su contenido musical y conceptual. ¿Habéis tenido una actitud abierta a la hora de probar diferentes tonalidades y efectos?
Sí, pero sin volvernos locos. No somos una banda experimental o progresiva, pero sí curiosa. Si algo pedía un efecto, una armonía distinta o una idea un poco loca, lo probábamos. Si funcionaba, se quedaba; si no, fuera. La idea era no forzar, pero tampoco ponernos barreras.
“Drawn to the Flame” fue el primer tema elegido de cara a su promoción, contando con la colaboración a las voces de Zaloa (Kokein). ¿Tiene algún significado especial para vosotros?
La colaboración fue totalmente fortuita. Zaloa es amiga de la banda desde el inicio y siempre tuvimos ganas de hacer algo juntos. Tiene muchísimo talento y nos encantó poder contar con ella.
Durante los días de grabación de voces pasó por el estudio, le enseñamos el tema y le preguntamos si quería grabar unos coros. No dudó ni un segundo. Se puso al micro y nos dejó alucinados. No hizo falta pensar mucho para escoger el single.
Lográis mantener el interés del oyente en cortes como “Hontzaren Hegaldia”, “Odol/kare” y “Lost & Found (The Constant)” gracias a unos cambios de ritmo que aportan la variedad necesaria y unos registros vocales perfectamente adaptados a la línea musical. ¿Cómo se alcanza ese nivel de técnica y brillantez para saber como colocar cada elemento en el lugar adecuado y provocar una reacción emocional en el oyente?
Horas y horas de local y de escucha en casa de los temas, básicamente, jeje. Intentamos que cada elemento esté al servicio de la canción: si un cambio de ritmo intensifica algo, lo metemos; si la voz pide calma o rabia, se ajusta.
No es tanto técnica de conservatorio como prueba-error y mucha escucha y debate entre nosotros hasta dar con la estructura que nos convence.
¿La resiliencia, la capacidad de recuperarse, aprender de los errores y usarlos para continuar con fuerza y motivación, es una de las lecciones que habéis aprendido durante tantos años de trayectoria musical?
No lo habíamos visto así, pero sí, totalmente. COBRA siempre ha sido una banda “a rachas” por logística y agendas imposibles. Si no hubiéramos aprendido a adaptarnos, parar cuando tocaba y volver cuando se podía, la banda no existiría hoy. Pero más que la música, es la vida misma la que te va enseñando a superar obstáculos mientras intentas disfrutar del viaje.
¿Pensáis que es necesaria la ambición para la supervivencia de un grupo?
La justa. Ni pasarte, ni quedarte dormido. Ambición en el sentido de querer hacer las cosas bien, evolucionar y disfrutar del proceso. Pero sin flipadas ni querer ser algo que no somos, creemos que hay que tener los pies en la tierra.
¿Qué bandas os hicieron marcar el camino que lleváis en vuestra música?
Somos cuatro, y cada uno te podría hacer una lista de cinco bandas que le han influenciado… y probablemente no coincidiría ninguna, xD. En parte esa es la gracia.
Muchas: desde el rock y el metal de los 90 hasta bandas de hardcore, grupos más experimentales, post rock/metal, cosas más pesadas, cosas más melódicas, los clásicos de los 70/80, bandas sonoras… un cóctel variado.

Foto: Galder Izagirre
Me gustaría saber vuestra opinión sincera de como veis la escena vasca en la actualidad, estimáis que hay mucha competencia y poco público…
La escena vasca siempre ha sido muy potente y creativa, con actitud y un nivel altísimo. Hay grupos para aburrir. La gente sigue teniendo ganas de música, pero ahora hay mil ofertas y cuesta más destacar. Además, la forma de consumir música ha cambiado radicalmente: macrofestivales, streaming, redes sociales…
Vivimos con el mayor acceso a música de la historia, pero a la vez parece que hay menos espacio para propuestas alternativas. Lo mainstream es más mainstream, y lo alternativo es más alternativo que nunca.
¿Cómo valoráis el gancho que ejercen las nuevas tecnologías en el panorama musical actual?
Es una situación un poco distópica. Vivimos al servicio de las redes, y en la música igual: sin ellas parece que no existes (la gente no se va a enterar de tus novedades, no va a escuchar tu música, no va a ir a tus conciertos…).
Tienes que estar ahí y hacer las cosas como el algoritmo quiere, o simplemente no te muestra porque prioriza otro contenido que le es más rentable. Es triste, sobre todo para las nuevas generaciones que ya lo ven como algo normal.
El disco lleva poco tiempo en la calle. ¿Se están cumpliendo las expectativas depositadas en él? ¿Como está siendo la respuesta de la gente en vuestros conciertos?
De momento estamos muy contentos. La acogida está siendo muy positiva. El otro día dimos el primer concierto de la gira: primer bolo en año y medio, primero con Iñigo al bajo y primero presentando los temas de “Henko”. Tanto nosotros como el público quedamos muy a gusto. Al componer Henko pensamos mucho en lo que funciona en directo, y con los temas nuevos el repertorio ha quedado muy chulo.
¿Consideráis que definitivamente se ha eliminado el complejo de inferioridad de las bandas nacionales con respecto a las de fuera?
Buff… aquí hay grupos con calidad, actitud y propuestas increíbles. No creemos que ya exista esa sensación de que “lo de fuera es mejor”. Lo que falta, muchas veces, es exposición o apoyo, no talento.
¿Qué le dirías al público para que se decante por vuestro disco en particular y acuda a vuestros conciertos?
Que si les gusta la música con energía, emoción y un poco de mala leche, que se pasen. Intentamos ser honestos, darlo todo y hacer que lo pasen bien. Y que en directo es donde COBRA se entiende de verdad: volumen, sudor, energía y un rato para olvidarte de todo.

