sábado, 23 noviembre, 2024
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A la tercera va la vencida. «Aske» es la culminación definitiva de la solida carrera de trío guipuzcoano Hilotz, que ya con sus dos trabajos anteriores dieron muestras suficientes de su calidad tanto en ejecución como composición. Un álbum que rezuma profesionalidad, desde su extraordinario diseño, a la obtención de un sonido espectacular, unas composiciones de mayor ambición y extensión, donde la crudeza se hace presente con un claro carácter evolutivo en un brillante ejercicio de thrash metal, con guiños puntuales a una gran diversidad de géneros extremos. Once miradas, dudas y deseos, relatados desde el punto de vista de aquellos que quieren romper sus cadenas.
– En vuestro segundo disco de larga duración «Aske» habéis plasmado un estilo distintivo, conjugando con un criterio acertado las diversas variantes de estilo recogidas de vuestras influencias, subiendo enteros en riffs y estructuras, y explorando nuevas rutas con el objetivo de lograr que vuestras prestaciones en calidad y originalidad crezcan sobremanera y tengan una mayor repercusión. ¿Cuál fue el punto de inicio a la hora de empezar a componer este disco? ¿Cómo se ha desarrollado todo el proceso creativo?

 

Debemos remontarnos al verano de 2017 para dar con el germen del proceso creativo de «Aske». Fue entonces cuando celebramos un concierto de celebración del quinto aniversario de nuestro EP debut, ‘Hil Ala Bizi’. Este show fue muy especial ya que invitamos sobre el escenario a antiguos miembros de la banda y, de algún modo, sirvió para cerrar una etapa y emprender un nuevo camino como grupo. Ese mismo verano compusimos prácticamente la mitad de «Aske», pero a los pocos meses nuestro baterista Etxahun pasó a formar parte de la banda de rock Governors y esto hizo que todo el proceso se dilatara más de lo previsto. La búsqueda de un sello discográfico adecuado para el lanzamiento del disco fue otro factor que retrasó la publicación del álbum, queríamos contar con el apoyo de una entidad con experiencia, que nos ayudara a llegar a sitios que no podemos alcanzar solo por nuestra cuenta. El coronavirus también puso en tela de juicio todo lo relacionado a la publicación y la promoción del disco, pero sentimos que el lanzamiento llega en el momento adecuado y representa nuestra particular aportación creativa a estos tiempos convulsos. Esperamos que, de algún modo, pueda servir de ayuda.
– Estamos ante un ejercicio de progresión, mucho dinamismo y una gran confianza absoluta en vuestras habilidades, sin perder la inmediatez y el factor sorpresa de trabajos anteriores, dejando fluir libremente vuestros sentimientos y consiguiendo que los abundantes arreglos se perciban con mayor notoriedad, así como toda esa fuerza que transmitís en directo. ¿Cuáles han sido esos nuevos planteamientos e influencias que os ha ayudado alcanzar tal elevado grado de complejidad y madurez?
En cierta forma, podría decirse que «Aske» es un disco continuista respecto a «Giza Ankerkeria». El thrash metal de corte clásico quedó atrás después de nuestro debut «Hil ala Bizi» y en «Giza Ankerkeria» pasamos a explorar territorios más diversos con la mezcla de thrash, death y black metal. «Aske» ahonda y expande esa senda, pero al mismo tiempo rescata la esencia del thrash metal de la vieja escuela, en gran parte gracias a la aportación de nuestro guitarrista Pablo Cabasés. Él es un gran aficionado del género y ha vuelto a poner ese tipo de riffs sobre la mesa. Al mismo tiempo, también ha añadido una nueva paleta de colores al sonido de la banda. Pablo es un gran aficionado de la música latina y esas influencias se ven reflejadas en diferentes pasajes del disco. Son estilos que habitualmente no se mezclan con el metal pero pueden funcionar. Además, Etxahun no se ha limitado a componer la batería, también ha hecho una gran aportación a la guitarra, sobre todo en los pasajes más cercanos al black metal. Grupos como Annihilator, Megadeth y Death son claras referencias para Hilotz. También bandas como Vektor y Wabringer, que incorporan elementos de death y black metal al thrash, siendo algo parecido a lo que hacemos en nuestras composiciones. En cuanto al lado más tenebroso, grupos como Dissection, Der Weg Einer Freiheit o King Diamond son también grandes fuentes de inspiración.
– ¿Entonces creéis que este disco marca la dirección que seguirá el grupo en los siguientes discos? ¿Hacia dónde progresan vuestros gustos musicales?
En los primeros cinco años de la trayectoria de Hilotz hubo hasta cinco cambios de formación, mientras que en los otros cinco no ha habido ninguno. En ese sentido, podría decirse que hemos asentado una base musical como banda que tendrá continuidad en las canciones que hagamos en el futuro. Otro de los puntos importantes es el hecho de haber consolidado a la banda como trío, ahora el planteamiento creativo es diferente debido a ello. Componemos teniendo en cuenta que después habrá que llevar esas canciones al directo con una sola guitarra y, debido a ello, el bajo ha desempeñado el rol de segunda guitarra en muchas de las nuevas composiciones. Tenemos un puñado de viejas ideas acumuladas en nuestro baúl de riffs que pronto rescataremos y pondremos en marcha para arrancar con las nuevas composiciones.
– El disco ha sido grabado, mezclado y masterizado en los estudios Black Storm (Karrantza), bajo la supervisión del reputado guitarrista y productor Ekaitz Garmendia (Legen Beltza, Extinction, Sijjin). Contarnos brevemente cómo ha discurrido la grabación, da la sensación de que hay bastante partes grabadas en directo, buscando un sonido lo más parecido a como sonáis sobre un escenario…
La grabación se ha realizado por partes, es decir, cada instrumento se ha registrado de forma individual. No es un disco grabado con los tres miembros tocando en una sala al mismo tiempo, a la vieja usanza. Aun así, es cierto que hemos buscado un sonido lo más orgánico posible. Hemos intentado diferenciarnos de los estándares de las producciones de metal actuales, donde el sonido procesado es rey. En nuestro caso, hemos prestado especial atención a que cada instrumento respire y suene con personalidad propia, que no sea un calco de esas grandes producciones que dictan las tendencias actuales. En ese aspecto, el estudio ha jugado un papel fundamental. Los estudios Black Storm de Ekaitz Garmendia están situados en un caserío de Karranza y las baterías fueron grabadas en la sala superior, el cual contiene un techo diáfano que aumenta la grandeza de timbales y platos. El hecho de pasar el bajo por el amplificador Black Storm, creado por el propio Ekaitz, ha sido otro de los factores clave para conseguir el muro sonoro que nos caracteriza actualmente.
– El álbum alberga un montón de detalles que se van revelando con cada escucha. ¿Habéis tenido una actitud abierta a la hora de probar diferentes tonalidades? ¿Qué sentimientos habéis buscado transmitir a través de él?
Siempre tratamos de no poner límites a nuestra creatividad, no queremos crear pensando en que un álbum debe estar ubicado en ciertos territorios sonoros. Escuchamos todo tipo de música más allá del metal y las influencias vienen y van por todos lados, uno debe estar abierto a experimentar e incorporar nuevos sonidos a su música, de lo contrario es difícil hacer algo realmente original. Sentimos que la composición debería ser algo totalmente libre, una acción mediante la cual podamos expresar nuestra esencia interior.
– Vuestras letras siempre han sido reflexivas y explorando el lado oscuro de las personas. En este trabajo habéis realizado un ejercicio de empatía, un intento por ponerse en la piel de quienes tienen mermada su libertad por el motivo que sea. Una capacidad de actuar según tus propios valores, criterios y razonamientos que en ocasiones no está permitido por gobiernos opresores y leyes restrictivas. ¿Cuál es el mensaje que se quiere transmitir?
Podría decirse que «Aske» es un disco más luminoso que «Giza Ankerkeria». En el pasado nos fijamos mucho en la muerte y en los problemas inherentes a la sociedad, pero esta vez hemos querido aproximarnos a una temática más esperanzadora. La crítica y la reflexión siguen presentes en cada una de las nuevas canciones, pero «Aske» es sobre todo un intento por entender el sufrimiento ajeno y las vías que esos individuos emplean para librarse de él. En los once nuevos temas nos hemos puesto en la piel de migrantes, mujeres, animales, personas con adicciones o capacidades diferentes… hemos querido contar sus historias y su deseo por ser romper las cadenas. A fin de cuentas, la libertad es algo que todos buscamos y apreciamos en esta vida.
– ¿Cuál fue el tema que más disfrutaste grabando y el que te dio más quebraderos de cabeza?
Personalmente, “Izua Su” fue la canción en la que más cómodo me sentí durante la grabación. Se trata de un tema muy thrasher, con riffs añejos, rápidos y muy divertidos de tocar. El más complicado de grabar fue “Hiltegira Bidean”, un corte hacia el que siento un vínculo muy profundo en el aspecto lírico, pero que ha sido un ejercicio de superación en lo que se refiere a la ejecución del bajo. Tocar y cantar esta canción en directo será todo un reto.
-Actualmente hay muchos grupos que saturan sus trabajos con exceso de producción de forma que oculta o disfraza la falta de creatividad. ¿Cuál es vuestra opinión al respecto?
Si te refieres al hecho de meter muchas canciones en un mismo disco, es cierto que «Aske» es nuestro álbum más extenso. El primer EP, «Hil ala Bizi» contaba con seis canciones, mientras que nuestro debut de larga duración, «Giza Ankerkeria» se quedó en ocho cortes y cuarenta minutos de duración. ‘Aske’ cuenta con veinte minutos y tres canciones más, son once en total, pero esto no ha sido algo premeditado. En ningún momento hemos tratado de estirar la duración del disco ni de las canciones, algunas rondan los tres o cuatro minutos, mientras que otras superan los seis, hay hasta una, la inicial, que asciende a ocho minutos. Sin embargo, no creemos que esto sea algo que sature el trabajo, sino todo lo contrario, a veces explayarse de esa forma abre la puerta a explorar pasajes muy diferentes en una misma canción.
El artwork del disco es increíble, fabuloso diseño a cargo de Xabier Sagasta . ¿Sois partidarios de que es tan importante el fondo como las formas? ¿De qué manera están los conceptos implícitos en la portada?
Estamos realmente encantados con el trabajo de Xabier. Nuestra relación con él empezó en la etapa de ‘Giza Ankerkeria’, cuando diseñó una ilustración conceptual para una camiseta que exploraba el choque entre la naturaleza y la civilización. El resultado y su método de trabajo nos fascinó y no dudamos en volver a llamarle, esta vez, para que se encargara del arte y la maquetación de ‘Aske’. Le dimos total libertad creativa y la ilustración nos dejó con la boca abierta. Todo el arte relacionado a este disco ha sido cuidado hasta el último detalle, Xabier ha realizado una ilustración doble que une portada y contraportada, pero eso no es lo único especial. El interior del digipack cuenta con una fotografía realizada por Aritz Larrea que cuenta con un alto carácter simbólico. Es una imagen que refleja el espíritu del disco y, a su vez, establece una conversación artística más amplia con el arte de Sagasta. Creemos que las formas son tan importantes como el fondo, aún más en los tiempos actuales, cuando todo gira en torno a la imagen y la inmediatez. De todos modos, no basamos nuestra visión artística en aparentar y proyectar una imagen determinada a los espectadores. Se trata de crear una atmósfera y una estética que acompañe al espíritu de las canciones.
– Lográis mantener el interés del oyente gracias a unas Influencias en perfecta consonancia y unos cambios de ritmo que aportan la variedad necesaria y unos registros vocales perfectamente adaptados a la línea musical. ¿Cómo se alcanza ese nivel de técnica y brillantez para saber como colocar cada elemento en el lugar adecuado y provocar una reacción emocional en el oyente?
En ningún momento tratamos de conseguir una reacción determinada en el oyente. Creamos música por pura pasión, se trata de seguir nuestros impulsos y explorar creativamente esos terrenos que se nos presentan al dar con un riff o una seguida de pasajes musicales. Es cierto que en algunas canciones hemos pasado horas y horas revisando cada detalle, reflexionando y debatiendo sobre el arreglo más adecuado para determinadas partes. Pero la composición sigue su curso, sin tener en cuenta el efecto que causará en el receptor. A partir de ahí, el significado y la interpretación de cada canción depende de los oyentes Nos gustaría que se sientan tan libres como nosotros a la hora de componerlas.
El álbum lo cerráis con «Agur», una adaptación de esos sonidos vascos de la danza popular vasca que se baila a modo de reverencia. ¿A quien se le ocurrió este acto de homenaje a cultura tradicional vasca? ¿Es una forma de darlo a conocer fuera de nuestras fronteras?
Desde hace tiempo, la idea de adaptar alguna canción del folklore vasco rondaba por nuestras cabezas. Existen ciertas piezas con melodías melancólicas, tienen esa aura tenebrosa en común. En ocasiones, bromeamos sobre la idea de adaptar las canciones de la tamborrada donostiarra al metal. Sus ritmos y melodías pueden ser muy interesantes en el metal. Finalmente, optamos por el aurresku ya que se trata de una pieza que nos ha acompañado en homenajes, celebraciones, últimos adioses… sus bailes y melodías representan ya una especie de ritual en la cultura vasca. Nuestra aproximación ha sido al mismo tiempo respetuosa y rompedora. Por un lado, hemos tratado de mantener la esencia de la pieza original, pero a su vez, hemos incorporado nuevos riffs y arreglos. Lo mismo sucede en el apartado visual, donde hemos llevado ese choque entre la tradición y la modernidad a un videoclip que muestra el enfrentamiento del hombre y la mujer a través del baile. En cuanto a su repercusión, “Agur” ha suscitado interés sobre todo en Euskal Herria, lo cual es realmente positivo, ya que nos ha servido para hacer llegar «Aske» y la música metal al público generalista. La versión también puede resultar atractiva en el Estado español y el resto de Europa, sobre todo en aquellas comunidades con especial sensibilidad a las culturas ancestrales, pero no creemos que tenga el mismo impacto ni arraigo como en tierras vascas.
– ¿Cuál creéis que es mayor problema con el que se topa un grupo de metal en España?
Es complicado resumir los impedimentos de una banda de metal en un solo problema, pero uno de los principales probablemente sea la invisibilidad mediática e institucional. Existen grupos y festivales de primer nivel que cuentan con un reconocimiento popular en todo el Estado español, pero no dejan de ser agentes culturales del extrarradio, artistas que no cuentan con el suficiente respaldo para desarrollar una trayectoria profesional. De todos modos, esto no es algo que afecte solo al metal, si no a la música y a la cultura en general, aún más si se trata de expresiones artísticas que cuestionen los cimientos de esta sociedad. Preservar la libertad es fundamental, para no ser domesticado por el sistema.
– Vivimos en una época donde la tecnología juega un papel importante. Grabar un disco está al alcance de cualquiera, con lo que ocasiona es que haya un exceso de bandas e incluso muchas de ellas no ofrecen casi nada nuevo. ¿Cuál es vuestra opinión de los nuevos tiempos en la música? ¿Cómo valoráis el momento que os ha tocado vivir como banda?
Con la tecnología actual, cualquiera puede grabar un disco desde su casa. En términos de producción, la diferencia radica en la calidad. El resultado final no será el mismo si grabas el disco por tu cuenta que si acudes a un estudio y te pones en las manos de un profesional experimentado, con una larga trayectoria y amplios conocimientos en sonido, grabación, mezcla… existen una infinidad de lecciones que derivan de la acción de realizar un disco en colaboración con otras personas, agentes externos a la banda que enriquecen el proceso y tu propia visión a través de su sabiduría. En nuestro caso, ha sido un verdadero placer contar con Ekaitz Garmendia a los mandos. No solo hemos aprendido de él en lo musical, sino que ‘Aske’ ha servido para construir un fuerte vínculo personal.
– ¿Cuál creéis que va ser el impacto económico de esta crisis sanitaria en el mundo de la cultura?
El impacto está siendo devastador. Salas, técnicos, programadores… sean grandes o pequeños, todos los agentes que hacen la cultura posible están con el agua al cuello y puede que muchos de ellos cesen su actividad de forma permanente debido a la actual situación. Vuelve a quedar en evidencia que la cultura es algo secundario para las instituciones y para la sociedad. No es nuestra profesión, lo cual en parte resulta afortunado a día de hoy, ya que contamos con otros empleos para poder llegar a fin de mes. Tenemos que aguantar y no perder la pasión, ya que nada es para siempre y llegará el día en el que podamos actuar, celebrar y disfrutar todos juntos en torno a la música.
– ¿Cómo encara la banda la presentación del disco con las medidas impuestas por las autoridades sanitarias, desproporcionadas reducciones de aforos, con el público sentado en sillas y el uso obligatorio de las mascarillas?
Habíamos comenzado a perfilar una gira de presentación para otoño, justo cuando el coronavirus entró en nuestras vidas y lo puso todo patas arriba. Durante estos meses la idea de planificar una gira para actuar en directo ha pasado a un segundo plano, ya que la crisis sanitaria y las medidas adoptadas por los responsables institucionales han cambiado en varias ocasiones. Pero ahora lo vamos a intentar. Evidentemente, este no es el escenario que nos hubiera gustado para la presentación de ‘Aske’, pero estamos tratando de sentar las bases para eventos señalados, unos pocos conciertos en los que podamos defender ante el público las canciones que acabamos de publicar. Estamos explorando vías para realizar un show con un fuerte contenido audiovisual, una actuación que no se limite a lo musical y pueda ser disfrutada de forma especial desde las butacas. Pero, por ahora, todo está en el aire.

– ¿Creéis que todavía a día de hoy sigue siendo necesario reivindicar el metal euskaldun?

En muchas entrevistas nos preguntan por qué cantamos en euskara. ¿Preguntarían a una banda española por qué canta en castellano? ¿O a una inglesa por qué lo hace en inglés? Somos vascos, el euskara es nuestro idioma y cantarlo no es más que una tendencia natural. Parece que estuviéramos obligados a justificarnos constantemente, por el hecho de cantar en una lengua minorizada.