viernes, 22 noviembre, 2024
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Cada vez son más las formaciones que logran ganarse un hueco en la escena nacional por su personalidad, capacidad de transmisión y profundidad en el mensaje, con voz femenina al frente, manifestando su gran actitud y capacidad para plasmar muchas sensaciones y unas pinceladas muy propias en cada composición creada, sustentado en llamativos cambios en las tesituras de las guitarras y una libertad creativa basada en la combinación de cautivadores elementos diferenciadores.

Los vallisoletanos Xeria atesoran una esencia que deja una huella imborrable en el corazón del oyente, mediante un latir natural, envolvente y cálido que no tarda en hacer mella, bajo el manto de sus propios sentimientos más sinceros, y con una autenticidad y credibilidad más que convincente.

Mucha calidad y pura pasión fueron los aspectos más destacables de su actuación el pasado 5 de octubre en la sala Blue (Bilbao) junto a los madrileños Celtian, resultando muy naturales y creíbles, no como otras bandas de similar estilo que pierden efectividad y espontaneidad sobre un escenario. Comenzaron su actuación de manera fantástica con «Una Lágrima Más» y «Mi Reina», fundiendo la sensibilidad melódica de su estilo con sugerentes ambientaciones, con una claridad de ideas a la hora de equilibrar melodía y fuerza, con ganas de ganarse al público presente y contando con el apoyo visual de varios chorros de humo criogénico que fueron disparados en determinados momentos para lograr encandilar aún más.

Muy destacable la voz de Marina que ya ha logrado alcanzar la solidez que necesitaba la banda en cuanto a ganancia de matices a fin de seguir en su evolución ascendente en el plano instrumental. Supieron conectar rápidamente con un público dispuesto a dejarse llevar por temas de gran calado y profundidad como «Sangre Fría», «Edén» y «Tierra», con estrofas que llegan a tocar el alma y una ejecución de alto acicalamiento en calidad interpretativa, donde cada integrante brilló con luz propia, dejando en ocasiones que casi prácticamente todo el peso recayese en el apartado vocal y la gran destreza a las cuatro cuerdas de Carlos Z.

«La Luna Siempre Brilla» dejó un tacto marcado en el espectador, con una profundidad en el mensaje que estupendamente se unió con la música, a pesar del detrimento compositivo por la falta de la majestuosidad de los matices vocales de Kenzy Loevett (Megara), tal como fue grabada en el estudio. El tramo final nos reservaba sorpresas de vibrante intensidad y emoción, una complicidad plena en «Fuego», donde Marina incitó al público a una rivalidad entre ciudades, el intentar cantar mucho más fuerte de lo que hicieron los asistentes en sus actuaciones de Valencia y Zaragoza, consiguiendo posteriormente un efecto plácido en «Morir En Tu boca» , «Contra Las Estrellas» y «Tienes Miedo», algo parecido a como estar dando vueltas a la luna, pero sin la necesidad de tener que tomarte alguna sustancia ilegal.

Plena intensidad emocional, marcando un punto muy alto en sentimiento y desarrollo a cargo de ciertos aspectos progresivos a nivel instrumental. Algo mágico, difícilmente explicable, con los sentidos despiertos y dispuestos a viajar entre emociones, captando todo su abanico de influencias. Una formación con una inquebrantable fe en sus posibilidades, encontrándose en un momento formidable a nivel compositivo y con grandes posibilidades de seguir conquistando seguidores.