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Es fundamental para cualquier banda de metal sinfónico el mantener y perseguir siempre un alto nivel de excelencia con arreglos y estructuras enriquecedoras al máximo, no pecando de cierta artificialidad, sabiendo transmitir con plena naturalidad las sensaciones requeridas, sin escatimar en detalles, con esa chispa de genialidad que convierte lo complejo en atractivo.

Los navarros Diabulus in Musica siguen conservando intacta una personalidad que los hace diferentes dentro de la escena vasca a cargo de extraordinarios elementos operísticos, coros, teclados orquestales y estructuras compositivas elaboradas, demostrando que cuando hay calidad no hace falta demasiados artificios de estudio.

Tras un periodo de inactividad en lo referente a conciertos la formación volvió a subirse a un escenario en la quinta edición del Hator Hator Horror Fest, expresándose con total libertad, mostrando un gran cuidado y esmero tanto técnico como expresivo, dejando que su música fluyese sin ataduras, con unas marcadas melodías vocales de trazos elegantes y una instrumentación elaborada para el deleite de los oídos más exquisitos. Una excelencia deslumbrante en un transcurrir muy ágil y agradable, jugando un papel fundamental el sofisticado trato coral y el gran complemento que aporta cada músico en individualismos técnicos, con un desarrollo inmenso en refinadas instancias, no poniendo límites a esa perfecta unión de la música clásica con el metal en temas como “One Step Higher”, “Ex Nihilo”, “In Quest Of Sense”, “Inner Force” e “Invisible”, siguiendo las grandes enseñanzas de los holandeses Epica, dejando entrever su capacidad para llevar las composiciones un paso más adelante.

Brillante la labor vocal de Zuberoa Aznárez, sacando mucho brillo a las melodías, y acaparando todas las miradas en su deslumbrante exposición a la hora de ofrecer fantásticos cambios y complejos contrastes vocales bajo un abanico muy colorista en “The Misfit’s Swing” e incorporando con destreza elementos ajenos al estilo más puro, ciertos elementos celtas en “Otoi”, sin dejar de lado el intentar proporcionar un toque de diversidad en alternancias de registros guturales y operísticos, junto a destellos guitarreros llenos de elegancia y clase de Aimar Ibarzabal.

“Shadow Of The Throne” sirvió para que su teclista Gorka Elso tomará las riendas vocales en exclusiva, permitiendo que Zuberoa abandonase el escenario para tomar aire y volviese con una energía y dulzura mayor en “Sceneries of Hope”, “Blazing a Trail” y “Lies In Your Eyes”, alternando la banda el peso metalero con algunos dejes más profundos y una suma calidez y potencia en los registros medios, timbres de mezzo mucho más sugerentes. “Earthly Illusions” puso la guinda a una actuación, en donde la plena naturalidad y la perfección llevada a cabo en cada tema enfatizaron con un relieve muy significativo el impecable contenido sonoro de su música, resultando del todo evocador.

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