martes, 3 diciembre, 2024
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Cuantas veces nos hemos cerciorado que la veteranía es un grado, una característica muy apreciada que aporta confianza en uno mismo y favorece la toma de decisiones y la resiliencia. El llevar muchos años desempeñando una actividad proporciona una condición inmejorable para crecer, avanzar y afianzar en lo más alto tal cometido. Los gasteiztarras Xuorum atesoran una extensa e importante trayectoria, con más de veinte años a sus espaldas, reafirmando ser unos buenos candidatos para ocupar el lugar que dejarán dentro de unos años alguna de las bandas punteras del estado en lo que a punk rock se refiere. Una formación con una desenvoltura innata a la hora de transmitir inquietudes y sentimientos dentro de un contesto reivindicativo, prometiendo emociones fuertes para hacerte ver con otros ojos que lo que nos rodea tiene su lado bueno y su lado malo, fieles a sí mismos en estos tiempos de apariencias, conservando la integridad y potenciando esa cualidad necesaria de claridad y transparencia en lo que se hace. Músicos curtidos que saben disfrutar y hacer disfrutar con lo que a ellos les gusta.

Buena respuesta de público la que cosechó esta velada de punk rock local a cargo de Koltán, Caimán y Xuorum, con un sonido fantástico y una actitud encomiable en base a una consonancia entre tiempos presentes y sobre todo pasados. No es fácil captar la atención del personal cuando llevas muy poco tiempo en la escena musical, no es el caso de los alaveses Koltán, a quienes les sobra fuerza, garra y entrega, mostrándose como un conjunto que se entiende perfectamente sobre un escenario, en parte debido a que todos sus integrantes ya poseen mucha soltura y buena experiencia adquirida en pasados proyectos musicales. No se reservaron ni una sola gota de sudor en su actuación, una lección de lo que es poner actitud y mucha coherencia en conectar con la gente a través de unas letras muy reivindicativas y una cierta exigencia en la composición de los patrones rítmicos, destellos distintivos que van contribuyendo a dar variedad y una genuina personalidad a su música, siendo íntegramente un grupo reconocible desde la primera nota.

Fueron animando al personal y sintiendo cada una de las canciones en busca del aliento de sus seguidores, con la emoción y la sinceridad por delante en «Desde El Barro», «Atento», «Esclarecida y Mortal» y «A La Cara», alternando unas voces cargadas de rabia y un trabajo instrumental que va más allá de lo estándar, ritmos de transmisión muy directa unido a un gran mordiente en el aspecto crítico y comprometido, reafirmando la lucha para no perder los derechos y libertades conseguidas por nuestros antepasados en «Altsasu», los tres jóvenes condenados con las penas más duras, supuestamente por atentado a la autoridad y lesiones; con toques punk y de rock urbano en «¿Para Qué? y «Salvación», pero sin perder nunca la intensidad ni la lucidez expresiva, rindiendo entre medias un grato homenaje a The Gratix con «Carretera y Manta» y «Muerto». Tampoco se quedo atrás el recuerdo a Barricada con «Sofokao», pasando a un latir muy especial en el tramo final a través de «El Laberinto», una composición destinada a ser uno de sus grandes himnos en sus conciertos, ganándose su vocalista el corazón del personal por la energía desechada y sinceridad mostrada durante todo el show.

Macarreria y desparpajo son los rasgos que caracterizan a los alaveses Caimán. Una banda integrada por músicos provenientes de formaciones como Zarpazo! a Cicatriz, Mossin Nagant o Mundo Insociable, que solamente ha ofrecido unas par de actuaciones en virtud de haber preferido conformar de antemano un bloque solido para enganchar al que le guste el punk rock primitivo, y ofrecer a su vez un recital arrollador y de genuina actitud que deje bien a las claras cual es su filosofía, divertirse y pasarlo bien. No dieron tregua, transmitiendo nervio y sabiendo hacer aflorar sus influencias con suma determinación y sin artificios, una avalancha de punk rock con la suficiente chispa propia y bajo el influjo de la escena rock escandinava de la década de los 90. Una fórmula directa y sencilla, primando la electricidad de las guitarras y unos registros vocales que enganchan por su esencia pendenciera, pero sin caer en el piñón fijo de repetir una fórmula muy manida por otras formaciones del mismo estilo. Un porcentaje preciso de potencia y calidad sonora, sin miedo a ser catalogados, composiciones de factura resultona como «Mi Corazón», «Nadie A Los Mandos». «Duro», «Tu Puta Vida», «Te Vas a Ostiar» y «Satisfayer», sin dar ningún tipo de concesión a los medios tiempos, con mucha profundidad y sentimiento, aportando toda su calidad y experiencia a cada una de ellas. Las ganas con las que afrontaron la actuación, atreviéndose incluso a versionar el mítico tema de Paralisis Permanente «Un Día En Texas , fueron clave para que salieran triunfadores. A veces la formula más directa es la que mejor resulta.

A veces la vida es injusta, pero no debe ser razón para conformarse y dejar de luchar. Los miembros de Xuorum siguen batallando por su sueño de tocar en grandes festivales y ser reconocidos por su constancia y su nobleza, con la ilusión de quien ama lo que hace, con mucho que decir en sus mensajes reivindicativos y una clara vocación de directo, dominando su estilo con calidad y marca propia. En la actualidad el trío se encuentra en un momento dulce, remarcando una saludable evolución bajo una savia revitalizante, presentando con total fe y convicción su sexto disco de estudio «Veneno», el cual han colaborado grandes músicos como Pela (La Excavadora), Podri (Rat-Zinger), Mena (Manifa) y Iker Piedrafita (Dikers). Inagotables fuentes de inspiración de rebeldía y disconformidad, radiando mayor efusividad y un modo de expresarse directo y auténtico, basado en una fabulosa pegada, buenas letras y un sonido que engancha, uniendo la reivindicación, la rabia, la fiesta y la crítica social.

Siguen teniendo los pies en el suelo, manteniendo fidelidad a sus raíces y logrando dar un aire diferente y efectivo a sus nuevas composiciones, subyaciendo ante todo un talante muy de barrio, llevando implícito mucho sentimiento y una capacidad innata para enganchar y crear una mágica conexión con sus seguidores en los directos. Unas sólidas convicciones que parecen no tener fecha de caducidad y que siguen escapando de la influencia de los estereotipos comerciales, llevando al máximo exponente las enseñanzas de bandas afines a su estilo como Segismundo Toxicomano, Kaotiko o Reincidentes, disponiendo también del suficiente dominio, versatilidad instrumental para no resultar monocordes, con el pulso acelerado por la rabia, sin perder el ritmo y reclamando un sonido que únicamente les pertenece a ellos, con unos axiomas muy claros en su intención de transmitir un buen rollo contagioso en temas que llegan por la pura credibilidad que han sido creados «Maletas», «RRSS», «Solo Por Un Gesto», «Cicatrices», «Mil Kolores» y «Fuego», caracterizados por una elaboración impecable en el proceso de expresar con mucho sentido y meditación lo que se quiere transmitir, estados de ánimo y superación, problemas sociales o la situación politico-social a nivel mundial, el auge de la ultraderecha .

El concierto tuvo otros momentos de máximo esplendor, una vez que se atrevieron a romper los estrictos límites formales, explayándose a gusto con un vigor literalmente guerrero en «20 Años y un Día», «Hazi, Hezi, Ixo, Zu», «Hienas», «Izate Faltsua», «Misión Cumplida» Y Más Madera», haciendo un alarde camaleónico para ir pasando por diferentes épocas de su brillante trayectoria, aportando su reconocible personalidad y yendo más allá en la forma de conectar, animando al personal y sintiendo cada una de las canciones, llegando a unos terremos mucho más cohesionados y creciendo en intensidad con su transcurrir, acabando mucho más revolucionado, aunando cambios de ritmo, riffs de guitarra y unas letras dignas de ser escuchadas. Una interpretación realizada con muchísimo oficio y profesionalidad, convirtiéndoles en un grupo de referencia