Llevar a cabo un buen festival exige un sacrificio considerable a la hora de organizar una dinámica de trabajo y delimitar las tareas de cada uno de los integrantes. La alta experiencia y la buena voluntad de los miembros de la asociación del Vértigo Rock fueron más que suficientes para satisfacer a todos los presentes en cuanto a bienestar y disfrute, destacando la amabilidad en el trato y mucha fluidez a la hora de atender en barra. Esta segunda jornada se caracterizó por un buen número de bandas con una trayectoria atrayente para la gran mayoría, un cumplimiento a rajatabla de los horarios y una alta afluencia de un público fiel que supo comportarse correctamente, respetándose los unos a los otros.
Muy limitados por el tiempo, los locales Slide fueron los responsables de dar inicio a la segunda jornada del festival con un repertorio de versiones, demostrando su desenvoltura para moverse en diferentes estilos, mientras tanto gran parte de la organización se enfrentaba a la dura papeleta de hacer frente a un fuerte viento que estaba a punto de causar grandes desperfectos en el recinto. Con orden y disciplina lograron desmontar las carpas y adecuar rápidamente el recinto para que no se produjese alguna desgracia personal.
Muy en consonancia con los gustos del público presente en un recinto aún no muy nutrido debido a la lluvia, los catalanes Blaze Out supieron venirse arriba haciendo gala de un directo demoledor, un repertorio intenso cargado de adrenalina y capaz de conectar con el personal, trasluciendo influencias muy noventeras en sólidos riffs y ritmos variables, y demostrando en composiciones como «Shining Blood», «Fist Goes First», «Savage Blue», “Toxic AF”, “Attack On Titan” y “Red Silence, que dentro de una claridad de miras como la suya siguen siendo de lo más competentes en seguir abriendo puertas, aportando mucho dinamismo bajo una destreza en cambiar de tesituras, manteniendo el listón de calidad y el nivel requerido en cuanto a versatilidad de registros.
Les sucedieron los bilbaínos Incursed, una formación impecable a degustar por mucho y variado público sin excepción, conjugando los sonidos folk del norte de Europa con técnica, matices personales, historias de la mitología vasca y una capacidad para reflejar pasajes y emociones. Un nivel musical absolutamente enorme en conjuntez y ampulosidad en arreglos. La banda sonó de manera excelente, y la ejecución fue magnífica, impactando con temas como «Baskavigin», «Heart Of Yggdrasil», «Patxi Porro», «Sauren Lurraldea», «Homeland», haciendo las delicias de los amantes de la batalla y la cerveza, con una fuerza perturbadora y un tinte más festivo en el tramo final, en la ejecución colosal de «Souls Of Fire» y su particular adaptación del archiconocido tema de A-ha «Take On Me».
Los legendarios Ehun Kilo tuvieron una acogida impresionante por parte de su fans, ofreciendo un buen alarde de técnica que honró de modo excepcional los cánones tradicionales del heavy metal vasco. Un entramado resistible en certeros puentes y poderosos estribillos con un aura legendario y sentimental, tirando de una imaginación alejada de lo de siempre, con esos destellos que conservan una versatilidad nada desmedida y un talento muy natural para plasmar emociones bajo esas lindes tan características en «Lourdes», «Erortzen», «Haragizko Dianak», «Bihotz Lapurra», «Tango Feroz», «Basatia», «Mendekua», «Ezingo Dut» y «Jambo», dejando al respetable con ganas de más. Buen heavy metal que siempre son capaces de brindar. Esperemos que no sea la despedida definitiva de la banda.
Nueva actitud incuestionable por parte de los bilbaínos Rise to Fall, reclamando por méritos propios un hueco en lo más alto del panorama nacional dentro de la vertiente del death metal melódico. Los que estaban esperando algo más de caña tuvieron con ellos la ración deseada, con una energía desbordada que la saben medir estupendamente mediante unos riffs de guitarra y unas partes rítmicas con mucho peso, bajo una clara inclinación hacia el viejo death escandinavo, centrado en el contraste entre la agresividad y la melodía. Sólidos argumentos y óptimos recursos para ello, mostrándose tremendamente impactantes en una línea muy marcada en «The Desdendant», «In The Wrong Hands», «End Vs Beginning», «Redrum», «Whispers Of Hope», «Parasites», «Acid Drops» y «Decoding Reality», con muchos contrastes en voces y una cierta complejidad estructural en punteos muy currados, pasando por diferentes estados emocionales en intrincados pasajes y contrastes rítmicos. Un latir mucho más directo y un dechado de virtudes para transmitir una fuerza más homogénea y consistente, fueron los grandes rasgos de las actuación de los franceses Dagoba, con una propósito de plasmar un estilo moderno y diferente a través de sonidos efectivos y vanguardistas en los oídos de un metalero de mente abierta. Su concierto comenzó con buen pie, mucha actitud e impactando a cargo de lazos guitarreros y ritmos dinámicos en la ejecución de «The Hunt», «Sunfall», «Black Smokers» e «Inner Sun», con una consistencia en la base muy metalera. Una formación en un estado de forma pletórico, exhibiendo mucho más que agresividad ajustada a unos estándares comunes, alcanzando contrastes altísimos entre agresividad y melodía en «When Winter», «The Sunset Curse» y «Stone Ocean», hacia un abismo de acometividad que no ofreció posibilidad de descanso, manteniendo siempre un impacto directo, y exponiendo matices muy dinámicos y atmosféricos para escapar de una linealidad bastante uniforme en lo concerniente a potentes bases rítmicas y una versatilidad en el plano vocal que va mucho más lejos de los típicos registros agresivos. Concluyeron su descarga musicalmente imprimiendo una mayor contundencia en un sprint de fuerza y visceralidad magistral a cargo de «Maniak», «Grat Wonder» y «The Thing Within», con unas transiciones instrumentales logradas y detallistas.
Los madrileños Vita Imana fueron los grandes triunfadores de este segundo día de festival, un nuevo triunfo por todo lo alto, una descarga intensa de las que se quedan clavadas en la memoria, mostrándose musicalmente más asentados y consolidados, sin acotar su terreno de acción, con un sensacional trabajo compositivo, y un estilo muy personal y llamativo, no quedándose en lo meramente establecido, desbordando autenticidad y talento en sus ritmos y percusiones étnicas y tribales, siempre en constante evolución. Una propuesta en vivo muy fuerte y dinámica, sabiendo explorar nuevos caminos a base de ser uno mismo, con mucha soltura en la ejecución y ofreciendo destellos novedosos dentro del dinamismo al que ya nos han acostumbrados en sus años de trayectoria. Una banda capaz de romper moldes con fuerza, sentimiento y recursos novedosos en composiciones con una calidad incontestable, «No En Mi Nombre», «Desfiguradas», «Seis Almas», «¡Contraataque!», «Animal», «Oxígeno», «El Mundo A Mi Pies» y «El Duelo», haciéndote ver otras posibilidades y estampándose en tu cara una amplitud de miras al alcance de muy pocos músicos. Imposible salir decepcionado al tratarse de una formación que es capaz de transmitir agresividad y contundencia en todo momento, con una huella propia en cada transición y sin renunciar nunca a introducir elementos que acrecientan sus composiciones a fin de dejar una mayor sensación de entereza, quedando bien expuesto en cortes como «Paranoia», «Gondwana», «Bosa» y «Un Nuevo Sol». Señalar que contaron con la participación estelar de Víctor Parra (Vocalista de The Broken Horizon) en unos de los temas.
La traca final vino explosiva a cargo de los locales Cien Duros, con un cansancio bastante acumulado por parte del personal y volviendo hacia sonidos más cañeros del heavy metal tradicional, con ese deje rasgado y cargado de fuerza en el apartado vocal. El esfuerzo humano por parte de la organización, para que todo saliera según lo previsto, ha sido tremendo en esta nueva edición, más teniendo que afrontar circunstancias ajenas a su voluntad como una meteorología adversa y ciertos problemas en el montaje del recinto, no obstante, creo que va a marcar un antes y después para lo que pueda venir en futuras ediciones. La del año que viene seguramente sea especial ya que el festival cumple sus quince años de vida. Esperemos que por lo menos sea igual o mejor a la que hemos vivido. ¡Larga vida al Vértigo Rock Festival!