En un panorama musical de marketing abarrotado, tanto en estrategias de contenido para redes sociales como plataformas de distribución y nuevas formas de monetización de sus creaciones, es admirable que sigan existiendo bandas que no hayan entrado en exceso en ese gran juego y opten por ganarse la admiración y el respeto del público a la vieja usanza, desatando emociones intensas en vivo, llevando al espectador a un estado de energía pura, y transmitiendo, sin trampa ni cartón, todo lo exhibido en términos de creatividad y calidad en cada disco publicado, siendo genuinos y honrados en no decantarse por el uso de elementos pregrabados.
Los navarros Bourbon Kings han arriesgado y experimentado buscando su propia fórmula, conociendo sus limitaciones y trabajando en base a ellas, con una firmeza y honestidad en sus ideas, y buena dosis de valentía para encontrar un lugar propio dentro del panorama musical saturado, alzándose como una fresca y necesaria alternativa en dejar mensajes meditados y una forjada identidad que representa mucho más que música, una reivindicación en lo que uno cree, acción e inquietud para un cambio generacional en el rap metal/nu metal, un sonido de libre interpretación, con elementos brillantes dispersos en cada uno de los temas.
Para la presentación de su cuarto trabajo «Pay to Win», en su localidad natal, la formación quiso hacer de tal evento musical una verdadera fiesta, abriendo el espectro a las emociones, contando con dos bandas amigas, los madrileños Prom Kinks y los malagueños Loncha Velasco, y apostando por una puesta escena en concordancia a lo reflejado en el nuevo disco, con luces de neón y una escenografía ambientada en los maravillosos videojuegos de los ochenta. Y si ello no fuera suficiente, fijando el precio de la entrada en 10 euros, para que cualquiera pudiese permitírselo con total seguridad.
Con tremenda ilusión salieron los madrileños Prom Kinks, dejando buena muestra de la gran capacidad que atesoran para llegar al público desde los primeros compases, llevando el metalcore a nuevos horizontes mediante la inclusión de matices electrónicos bien fusionados y una característica diferenciadora en la exposición de un espectáculo que transciende lo meramente musical, con la aportación visual y animadora a cargo de una mascota nutria llamada Otto, siendo en su conjunto toda una sacudida sonora técnica, dinámica e impactante.
Alta capacidad técnica e imaginación para poder ofrecer algo novedoso, mirando hacia el metal moderno de una manera diferente, con unos ritmos aplastantes y dominando cada una de sus facetas con absoluta soltura, moviéndose por el escenario con mucho nervio en «Bros Night Out», «Somebody Shat in the Punch», «Welcome to the Otterside» y «Burgercoin», buscando lo espontáneo, contando con la colaboración vocal de Víctor Parra (Ex The Broken Horizon) en «Slavyankinks», pero no logrando un comunión perfecta con el público, ya que este no quiso ser participe en la correspondiente invitación por parte del grupo en llevar a cabo el muro de la muerte, optando por una absoluta vena pacifista. En definitiva una actuación intensa con un tinte moderno y técnico, basada en una agresividad natural, no exenta de ocurrentes tesituras y capacidad de enganche.
Mejor suerte corrieron los malagueños Loncha Velasco que contaron ya con algo más de tiempo para agradar y meterse al público en el bolsillo con su simpatía, parodia e ironía. Una consistente actuación que continuó con la buena tónica predominante tanto en el aspecto musical como la forma de hacer participe a los asistentes. Unas temáticas muy bien tratadas en canciones fácilmente asimilables por los oyentes, la bailable «La Chica Yeyo», la ocurrente «Piratas del Mechero «y la gamberra «El Señor de los Orillos», sin olvidarse de su caricaturización en «El Ataque de los Clones», su fabulosa adaptación del tema de Molotov «Puto», con vacilada incluida al partido político VOX, y un particular homenaje al estandarte fascista en «El Capitán España», con su vocalista vestido con los poderes que el día de la hispanidad le ha concedido, ahondando en esa intención de criticar lo que a ellos les parece injusto, con un trabajo conjunto impresionante, sin desprenderse de influencias, pero afianzando una forma de expresión.
Presentaron en primicia su nuevo single «El Más Gremlin de Montilla», subiendo en revoluciones con ciertas similutes musicales a los Narco, dando paso posteriomente a un gran ápice de sentido del humor en «La Sustancia X» y reivindicando en el tramo final la valentía de ser quien eres en «Tacho Noche», demostrando que siguen teniendo un gancho en impacto y solidez rítmica, un estilo muy directo, moviéndose con soltura sin peligro de quedar atorados, dando mucha versatilidad en diferentes entornos.
La búsqueda constante de nuevos sonidos es un factor determimante en el desarrollo de las habilidades, a fin de no estancarse creativamente y poder canalizar las inquietudes de un modo preciso. Los navarros Bourbon Kings han vuelto a demostrar una amplitud de miras y valentía a la hora de alejarse de convencionalismos en su cuarto trabajo «Pay To Win», siendo totalmente consecuentes con su evolución y crecimiento, sabiendo distanciarse de aquellas propuestas de usar y tirar, desarrollando su sonido hacia lo inesperado, mirando hacia dentro de ellos mismos para expresar lo que sienten de un modo mucho más pausado, entendiendo y controlando sus propias emociones, sintiendo y disfrutando de la música, adquiriendo dimensiones superiores su capacidad de transmisión.
El público quisó darle un poco más de ambiente a la noche acercándose a escasos centimentros de escenario para recibir a los músicos de Bourbon Kings con un cariño especial y así que sus nervios de actuar frente a muchas caras conocidas no les jugase una mala pasada. La banda supo mantener la pausa, madurez y sutileza necesaria en el arranque de su actuación, presentado con la misma concentración y calidad algunos de sus temas nuevos como «Tonight» y «El Espejo», con una exigencia de atención constante por parte de los asistentes en cada uno de los aspectos exhibidos, técnica, emotividad, arreglos y capacidad para despertar emociones.
Una vez encendida la mecha todo fue sobre ruedas, una envergadura muy difícil de superar, con un gancho demoledor para todo aquel que esté acostumbrado a escuchar rap metal y quiera salirse de lo convencional, brindando ramalazos vertiginosos tanto en riffs de guitarra pesados y repetitivos como en samplers y scratchers rompedores, sin florituras, mostrando abiertamente sus credenciales, realzando la emoción con grandes recursos en «Rómpelo», «Una Sola Oportunidad» y «No sé por qué», echándose de menos en esta última la participación en la voces de su productor y músico amigo, Iker Piedrafita (Dikers), el cual se encontraba presenciando el concierto en una zona reservada.
Se metieron en el plano reivindicativo con «Y qué vas a hacer tú», en ser dueño de nuestro propia vida, el poder de ser auténtico, de ser quien realmente eres, destacando posteriormente el sentido compositivo impregnado a «Vergüenza» y «Limbo» (otra de sus nuevas creaciones), un estilo musical mucho más abierto y coherente con unas guitarras muy expuestas y llenas de feeling, junto a unos coros que volvieron a exponer una dimensión tremenda en conjuntez y genuina personalidad. Un ejemplo de su magistral estilo en combinar melodías en las voces alternadas con guitarras duras sigue siendo sin duda «Nos La Suda», la cual discurrió en una improvisación perfectamente conducida, enganchando al personal en una locura desatada y más cuando ya estaban en un estado euforico tras el haber degustado un trago de bourbon, unos de los rituales característicos de la banda, el dar de beber a quien lo desee como signo de hermandad.
La parte final fue una cohesión y congruencia en exponer todo sus argumentos musicales, un esfuerzo titánico en el aspecto de alternar elementos diferenciadores y momentos muy brillantes musicalmente, acrecentándose las sensaciones sensoriales en «Cada Citcatriz», y construyendo a partir de ahí un cúmulo de emociones indescriptibles con «No Soy Yo» y «Puro Fuego», precedida de unas palabras emotivas y de despedida por parte su bateria David Topper, quien ha decidido tomarse un descanso temporal tanto a nivel mental como fisico a partir de mayo, junto a un agradecimiento sincero y honesto del propio Aaaron, dando las gracias a los que apoyan a la banda, ya que sin todos ellos no son nada, y refiriéndose a que cada vez es más dificil llenar una sala, hacer metal. Unos diálogos tan únicos como su forma de concebir la música.
No faltó tampoco su particular adaptación del archiconocido tema de Prodigy «Smack My Bitch Up”, incitando a saltar y a dejarse llevar por una euforía excesiva, otorgándole posteriormente un mayor protagonismo a Dj Paik a los platos en «Haka», carismatico en sus movimientos y su forma de sentir su pasión, e imprimiendo una intensidad desmedida en los dos últimos temas «Fuck You y «Take A Look Around» (Versión de Limp Bizkit), con la correspondiente internada entre la multitud de su vocalista para provocar un gigantesco muro de la muerte, sumado ello, una colaboración final por parte de los músicos de las otras dos bandas con las que compartieron noche como final de fiesta, llevando todas esas sensaciones al plano más placentero. Siguen imparables con una personalidad de las que imponen y marcan el territorio.