viernes, 26 abril, 2024
Banner Content

Alguien dijo un día que el éxito en la vida no se mide por lo que logras sino por los obstáculos que superas. Una afirmación que se cumple cuando el esfuerzo continuo y una constante dedicación en progresar prevalecen unidos, una absoluta coherencia y motivación, aprendiendo del fracaso, y manteniendo la paciencia y la confianza en la vida. Los suecos The Baboon Show han apostado por su sueño con constancia, sacrificio y sentir en una época llena de confusión, donde la honestidad y el creer en uno mismo tienden a depreciarse. Un modelo a seguir para todo el que hoy pretenda cumplir su sueño de ser músico profesional, una formación que jamás defrauda en directo y que engancha por su naturalidad y su forma de entender la música, el dejarse el alma en cada nota, ganándose por derecho propio su posicionamiento en la élite de bandas consagradas.

Tras su victorioso paso el pasado junio por tierras vascas en plena pandemia, actuando tres días seguidos en el Iradier Arena (Gasteiz) y habiendo comenzado su ascenso en salas de aforo reducido (sala Mendigo) cuando apenas eran tan conocidos por estos lares, la banda se enfrentaba al duro reto de presentar en nuestro país su nuevo EP Oddball en recintos con dimensiones mucho mayores, siendo la experiencia satisfactoria y de un éxito incomparable, tal como se pudo presenciar en Bilbao, con una sala abarrotada hasta los topes y un público efervescente que llevó a la banda en volandas. ¡Un desenfreno en estado puro!

Antes que ellos tuvimos la oportunidad de ver a la banda formada por Koldo Soret (Surfin Kaos, Utikan, Mugatik…) y Ursula Strong (Zuloak, Las Culebras), Niña Coyote eta Chico Tornado, con toda su desbordante expresión en una magistral ejecución de stoner rock grueso y penetrante con técnica y pegada, jugando con diferentes contrastes de intensidades en cadencias pesadas y riffs abrasivos, alternando partes directas y pasajes densos en «Errautsak”,“Cabezacuvo”, Jungle Tornado, Txaman,Ariñau, Lainoa y Eguzkiari Itxoiten, con largos interludios instrumentales, pero sin caer en lo meramente decadente, con ritmos de batería en los que se agradece su vitalidad y sonido espontaneo. Una destreza tremenda en compenetración, mostrando inspiración en cada nuevo pasaje y fidelidad a las raíces con libertad, habilidad y una salvaje naturalidad en su adaptación del tema de The Stooges I Wanna Be Your Dog, sin aditivos, con una personalidad que refleja el carácter más puro y crudo del stoner rock en todo momento.


Los suecos The Baboon Show ha sabido dar con la tecla para hacer de su espectáculo en vivo algo tan resolutivo y explosivo como su propia música, un punk rock de alto voltaje, ejecutado con aplomo, sin perder rítmica ni solidez en ningún instante, con los sentidos despiertos y con una ideología disconforme con el orden político o social establecido. En ellos, el trinomio actitud, imagen y gravitación funciona a la perfección, plasmándose en un despliegue de poderío en vivo absolutamente demoledor. Como siempre la banda supo llevarse el gato al agua con Cecilia Boström al frente, todo un torbellino de energía y electricidad, que con sus gestos y su forma de sentir la música la hacen inigualable, marcando un espacio diferente dentro de la escena.

La banda sonó de manera excelente con el apoyo de un público que ya de antemano esperaba con mucha devoción su salida al escenario. Portentoso fue el inicio con Oddball, You Get What You Get y Have a Party With Me (versión del clásico de Eddie Meduza), una escenificación de sus emociones intensas con una aureola ampulosa de psicomotricidad espasmódica y mortíferos giros rítmicos, haciéndose extensiva al público, dejando después que la emoción de The Shame, Playing With Fire se desatara por si sola, contando seguidamente con la ayuda de uno de sus roadies a la armónica en la pausada Which Way Will You Go, extendiendo su música con todo el sentimiento.

No tardó la vocalista en exteriorizar su felicidad al haber podido actuar de nuevo en Euskadi con unas palabras de agradecimiento por el apoyo durante tantos años junto a una expresión de inconformidad a la guerra No More War en “Some Piece Of Peace”, dando paso a momentos más intensos, Me, Myself And I y Tonight, lanzándose sobre el personal y haciendo que aquello vibrara en todo momento. Una apabullante demostración de cómo llevar un concierto haciéndolo subir hasta alcanzar el climax final, deslumbrando al más escéptico de la sala, empleando ritmos primitivos con la ebullición sonora de una factoría siderúrgica a pleno rendimiento.

A destacar el nivel técnico que la banda es capaz de mostrar, sobre todo en acordes vibrantes que profundizan en la tradición clasicista como los que contienen Dig on, tomando las riendas vocales su guitarrista Håkan Sörle mientras Cecilia se da un baño de masas, crowd surfing entre el público hasta llegar a una de las barras de la sala y subirse encima, sin dar descanso con otros de mismas características, por citar alguno “It’s a Sin”, donde repudiaron en su presentación a Vladimir Putin y algunos presidentes de Estados Unidos que han matado a gente inocente, mandando a continuación un saludo a la sede del club de fans de Euskadi, el Basterra Taberna de Barakaldo. Por supuesto, no faltaron clásicos mucho más habituales como Holiday, Same Old Story, Again, con elevada inmediatez y en una comunión tan perfecta con sus seguidores.

Memorable resultó el tramo final, disparando a conciencia himnos desbordantes,Hurray, You Got a Problem Without Knowing It, Queen of the Dagger, Punk Rock Habour, en el que el grupo no se reservó ni una sola gota de sudor, aplicando una actitud y una capacidad sobre las tablas que puso de manifiesto las claves de su éxito, regalando fragmentos de “Thunderstruck” (AC/DC) y “War Pigs” (Black Sabbath) antes de concluir con su archiconocida canción Radio Rebelde, con la misma intensidad de principio a fin y el saber estar de quien ya lleva mucho andado, dejando la sensación de credibilidad como una firme baza tanto en estudio como en directo.

PUBLICIDAD

Publicidad