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A menudo cuando se ponen unas expectativas altas suele ocurrir que no se lleguen a materializar por completo, principalmente por no haber sido bien ajustadas a unas posibilidades reales, siendo todo un manantial de estrés y frustracción. Son muchas las formaciones que han acabado disolviéndose al sentirse fracasadas y no haber encontrado una identidad musical única e inconfundible para dejar una huella genuina en los demás.

No es el caso de los navarros Bourbon Kings que han sabido desde el principio que lo fundamental es transmitir emociones y disfrutar del proceso, poniendo su imaginación al servicio de las canciones, sin caer en la reiteración, y ofreciendo matices sonoros bien pensados al igual que sus textos para quien esté acostumbrado a escuchar nu metal y quiera salirse de lo convencional. Una banda que debería estar en los altares de la escena musical actual, dado que atesoran y cohesionan todos los elementos que busca cualquier seguidor de la buena música, con una exigencia constante en cada uno de ellos. Unas virtudes en constante desarrollo, materializándose en una habilidad técnica de saber colocar cada elemento en el lugar adecuado para provocar el máximo.

Un gran torrente de vivacidad, entrega y calidad es lo dejaron patente nuevamente en la primera edición del Irrintzi Fest, una orientación musical lo suficientemente amplia, pasando por muy distintos estados mediante pinceladas variadas y diferentes planos de intensidad sonora, llevados todos ellos con igual maestría. Desde que comenzaron con “Tonight”, “Rómpelo”, “Una Sola Oportunidad” y “No sé por qué”, fueron buscando una conexión plena con los asistentes, tanto en el plano individual como en el colectivo.

Un rodaje impecable, unos músicos que se entienden y se complementan como un puzzle, abarcando su vocalista Aaron con naturalidad y sencillez tanto registros agresivos y melódicos como diferentes rangos de rapeo, junto a esos riffs de guitarra destilados con mucha clase por el propio Julen, los cuales siempre ofrecen un estupendo juego. Por supuesto, en su repertorio no faltaron temas de mayor recorrido en su trayectoria, la sentida y significativa “Vergüenza”, con una labor impecable al bajo y coros de Jon Bourb On, y algunos perfectamente asentados en estructuras que se prestan a frenéticos cambios de ritmo como “Nos La Suda”, “No Soy Yo” y “Puro Fuego”; no olvidándose tampoco de presentar alguna de sus recientes canciones, con muchos contrastes de ambientaciones, experimentales y muy técnicas en “Limbo” y “Cada Cicatriz”.

Un nivel de imaginación, brillantez y originalidad perfectamente condensado, desde tesituras muy ambientales a ritmos completamente duros y agresivos, virajes y contrastes fantásticos junto a una infinidad de sensanciones y efectos que no dejaron de fluir durante el transcurso de la descarga. La banda estuvo impresionante en todos los aspectos, con sus habituales rituales (tributo al arte del bourbon), alejándose de lo convencional y sorprendiendo con una increíble versión del “Smack My Bitch Up” (The Prodigy), excedíendose en el poder de transmisión con estructuras complejas e innovadoras en “Haka” y poniendo patas arribas el recinto con “Fuck You” Y “Take Look Around” (Limp Bizkit), otra prueba de su buen hacer en las tablas, destacando las habituales internadas de algunos de sus integrantes entre el público, a fin de desatar la locura e incitar a un gigantesco muro de la muerte. Acreedores de ganarse la admiración de todo metalero abierto de mente. ¡Altamente recomendables!

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