En mayor o menor medida, cada banda tiene que aportar un elemento diferenciador para no diluirse entre el maremágnum de bandas de similar estilo, intentar no ceñirse a unos estándares e ir ganando personalidad en cuanto a composición y estilo escogido. Los bizkainos Bullets Of Misery se desenvuelven de maravilla en terrenos de metal extremo, sabiendo trabajar muy bien la crudeza, invirtiendo el tiempo necesario y cuidando hasta el último detalle, no escatimando en lo que a técnica se refiere, y demostrando que siempre están dispuestos a incorporar nuevos detalles y remarcar más aún su personalidad. En plenas fiestas de Bilbao tuvieron la suerte de poder actuar en dos lugares bien distintos, el 22 de agosto al aire libre en la segunda edición del Mari Metal Jaia, organizado por Uribarri Konpartsa y el 25 de agosto en un recinto cerrado, durante una de las jornadas de la 36 Muestra Metal, pop-Rock Aste Nagusia, en la sala Bilborock, gestionada por el Ayuntamiento de Bilbao.
Dos actuaciones de naturaleza agresiva, equilibrando contundencia y clasicismo, con excelencia en la ejecución y amplitud estilística de una modo muy natural y expresivo, tesituras salvajes bien diferenciadas y destellos técnicos muy valorables, creciendo en intensidad y dando rienda suelta a infinidad de emociones, funcionando como un bloque en el desarrollo de fluidos cambios rítmicos, en pleno control y poniendo de manifiesto una loable traza de originalidad, sin tener que reinventar demasiado el estilo, bajo una expresión auténtica, una estética medieval, con un cierto cariz sangriento. Presentaron los temas de su último trabajo conceptual «Debile principium melior fortuna sequatur», basados en la Divina Comedia de Dante Alighieri, con letras escritas en euskera de Lázarraga (siglo XVI), mezclado y masterizado por Ekaitz Garmendia; con los perfiles individuales cuidados, defendiendo lo que eres y lo que haces en base a una mezcla de equivalencias entre fuerza y rabia, con mucho espacio para la instrumentación e instantes de libertad individual para que cada músico destaque, marcando el trayecto mediante un alto nivel de calidad y solvencia por la experiencia acumulada.
Una dimensión de agresividad y contundencia, con una evolución coherente hacia el presente, estirando el abanico de posibilidades en «Arranguren Corridorean», «Abarr Biurrtuac», «Capelaetan Aragui Errea» y «Yrecazu Begiak», serpenteantes guitarras y una versátil labor vocal, desarrollando unas cadencias mucho más oscuras y de derivaciones más pesadas y extremadamente rápidas en «Gvre Aitaren Etxea», «Eskuak Odolez Busti», «Ihizi» y «Apokalipsiaren Lau Zaldunak», un recorrido exigente en el plano rítmico y una mayor crudeza en registros desgarradores. Un futuro que no debería resistírseles demasiado.