Hay un colectivo de grupos en la actualidad que se mueven por inercia, no encasillándose en un terreno concreto, con un aura totalmente diferente y poseyendo un sello característico propio, donde hallan el modo de ser fieles a si mismos, evolucionado de manera natural y dotando de prestancia y calidad el actual panorama metalero nacional, mostrando de manera continuada un gran estado de creatividad el cual ya tenían desde sus orígenes. Son muchas las virtudes que siguen exponiendo los catalanes Donuts Hole, plasmando verdadera emoción en sus trabajos, logrando sonar frescos sin caer en lo reiterativo ni en algo predecible, dentro de un sonido compacto basado en una amalgama de sonidos de variadas tendencias del metal y adornos que parecen pasar desapercibidos en una primera toma de contacto, pero que desarrollan con mayor plenitud su peculiar estilo, abriendo el espectro a las emociones en el tratamiento de los ritmos e influencias acopladas a un estilo consolidado, ofreciendo un buen estímulo a aquellas mentes saturadas por la abrasividad de la que hacen gala otras bandas del género.
La banda comenzó la descarga de idéntica manera que su última obra «Fragmenta», con “Desde Las Ruinas”, entregándose su vocalista argentino Ariel Placenti en cuerpo y alma, acorde a su particular forma de actuar, jugando con tonos rasgados y limpios, y creando una fusión de fuerza y sensibilidad con la pasión suficiente como para transmitir algo en el interior de cada espectador, un plano musical de una riqueza musical innegable, perfectamente hilvanado, en el que todo encaja y nada sobrecarga, una eficacia absoluta en la creaciones de esquemas musicales de una espiral ascendente como «Tu Reflejo», «Heridas», «Mapas», «Fracción de Ser» y «Pequeño Guerrero», claras manifestaciones de hacer un metal moderno con sentido y esmero, buscando aunar matices muy dispares para lograr mantener el interés, algo que cada vez se echa en falta en la amplia mayoría de bandas, el factor sorpresa.
Un sonido vitalista aderezado en base a nuevos enfoques compositivos, y con un punto de ambición bien entendida, abriendo su propio camino y dejando una huella imborrable con convencimiento y una chispa mayor de definición y personalidad en la combinación de unos novedosos recursos y una mezcla de equivalencias en perfiles individuales mejorados respecto a sus trabajos anteriores, certeros puentes y poderosos estribillos, haciendo que la seña de identidad sea la propia variedad de las composiciones, ambientes experimentales fusionados con un porcentaje preciso de potencia, formando un entramado irresistible en «Todos Somos Parte», un emotivo alegato contra el bullying y el contrapunto del voluminoso tejido electrónico de «Mi Lado Dominante De Mi», sin faltarles ese punto de frescura para que todas las canciones no se parezcan entre si, mostrando a una banda en un estado de forma alucinante que sigue firmemente su camino.