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Todos sabemos que son tiempos duros para la música, pero no vale lamentarse y esperar a que sople el viento a favor. Los valencianos Pölvora han decidido optar por la valentía de crecer en estos momentos tan confusos, mirando al mundo sin miedo y entendiendo que la música no debe ser solamente un conductor de emociones sino un útil instrumento para transmitir valores, con actitud y espíritu de banda independiente, buen rollo y clásica tradición rockera, haciendo vibrar sus verdaderas almas y destilando un hard rock honesto, consistente y embriagador. Situados en ese eje candente donde la mayoría de grupos apuran en vivo sus últimas canciones, nos dieron la bienvenida con “Mirar Atrás” y «Nada Que Hacer», completamente desatados sobre las tablas, manteniendo este peculiar estilo guitarrero que muchas noches nos han deleitado Alex Simón y Israel Ferrer en las filas de Uzzhuaïa y la grata sensación de que hay capacidad de regeneración en esto del hard rock en la figura de Lazy Lane (Jolly Joker), abriendo el abanico de posibilidades con su genuina personalidad, dinámico e impredecible, sin perder un sentido muy de directo, encajando perfectamente en la filosofía del grupo a pesar de su espíritu revival.

 

La tendencia del grupo es la de hacer composiciones, marcadas por la elaboración compositiva y la melodía, que vayan en sentido ascendente con la fluidez requerida, plena versatilidad rítmica y la variedad de detalles tanto en el aspecto solista como en su conjunto. Bases muy bien definidas y la capacidad musical para plasmar de una manera muy genuina todos sus grandes recursos para gustar a los amantes del hard rock más puro. Una capacidad de emocionar que siempre es importante en la música, derrochando mucha actitud en la interpretación de «Polvo», «Cuchilla y Plomo», «Verte Caer», «Ceniza y Vino», «Sicarios», «Una Vida Sin Más» y «Ciudad de Lobos», donde los contrastes resultaron fundamentales dentro de un equilibrio entre pureza y amplitud, para hacer fluctuar las emociones, donde nuevamente Lazy demostró la facilidad y naturalidad con la que llega a esos registros vocales; y buscando en ciertos tramos ante todo estremecer con una intensidad y unos destellos de clase de los que dejan poso, rescatando temas de los añorados Uzzhuaïa como «Baja California», «Perdido en el Hucaran», «Santo y Diablos» y «No Quiero Verte Más», donde las comparaciones con Pau Monteagudo no favorecen demasiado a su favor, pero con sus doblajes de guitarras, perfectamente entrelazadas para transmitir sentimiento, y una batería muy presente y con pegada. Más remarcables fueron los cambios de registros vocales en las dos sendas versiones que se pegaron para poner la sala patas arriba, «Rock ’n’ Roll Damnation» (AC/DC) y «Love Removal Machine» (The Cult), sin salirse demasiado de las originales con demostraciones innecesarias, desplegando un mayor arsenal en intensidad guitarrera para elevar su actuación a una explosiva descarga rockera en toda regla.

 

Pölvora ofrece una elasticidad mayor que lo demostrado en Capitan Booster, sin ceñirse a rigideces propias, aportando al actual panorama algo verdaderamente interesante, en el que se aprecia la experiencia de sus músicos, con detalles diversos, pero sin sobrecargas, pudiendo materializarse en un futuro cercano un toque de distinción absoluto dentro del género que practican, si logran aprovechar todas las inmejorables cualidades de Lazy y desvincularse por completo del sonido arraigado y expandido en el pasado en la etapa grandiosa vivida en Uzzhuaïa.

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