martes, 7 mayo, 2024
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Llegar a ser uno mismo requiere transparencia, decisión e integridad, comprender, representar y ser consciente de nuestros rasgos propios. El moldear una identidad musical es un proceso bastante complejo, saber asimilar influencias y empastarlas sin emular a nadie, dando rienda suelta a tu propia imaginación. Desde sus orígenes los bilbaínos Radiocrimen han manifestado una personalidad muy marcada, autenticidad en fuerza salvaje y actitud punk rock, con detalles de un nivel musical más que llamativo, con mucho que aportar a nuestra escena en cuanto a letras y desarrollo musical, capturando de manera amplia y variada todo el espíritu tradicional de dicho estilo, ganando siempre terreno la personalidad del grupo fruto al saber evolucionar con criterio y valentía, conservando siempre ciertos rasgos puros clasicistas. Una absoluta credibilidad en argumentos conseguida bebiendo de muy diferentes referentes y una solidez que le hace muy característicos, potenciada a cargo de Txarly Cuevas, un vocalista con una trayectoria tan coherente como sólida, teniendo mucha carisma y desenvoltura escénica, atesorando una filosofía propia de como vivir la vida y sentirla, actitud salvaje en tiempos confusos.

En la actualidad la banda se encuentra inmersa en su gira decimo Aniversario «Desde las Kloakas Tour», presentando en ella también algunas de las canciones de su nuevo trabajo «Franki», la historia de Jon un joven en el convulso Bilbao de los 80′ que encuentra en las calles y la música refugio a un mundo en llamas hasta convertirse en «Franki», el icónico monstruo símbolo de la banda desde sus inicios. En las fiestas del barrio Luis Urrengoetxea de Zornotza, la banda volvió a dejar de manifiesto que en directo es pura actitud, nervio y primigenia en sus formas, echando leña al fuego con su forma de ser e intensidad a la hora de interpretar sus temas más emblemáticos como «Mátame», «Terror», «Buko», «Mis Demonios», «Delfín Negro», «Amar Mata», «Mundo Basura» y «Alcohol Barato», con su tendenciosa capacidad para enganchar y generar un salvajismo contagioso a cargo de ritmos intensos, estribillos pegadizos y una efectividad en explosivos mensajes en cuestionar todo aquello que limite nuestro pensamiento racional, haciendo de sus directos verdaderos rituales.

Una descarga tan trepidante como ya nos han demostrado en muchas ocasiones, con mucha dinamita en «Bastardos», «Los Indeseables», «Bangladesh», «Dios Ha Muerto», «Jon» o «Frankie», dejando pinceladas de buenos músicos y una unión de facultades en términos musicales bien conformada. Desprendieron fuerza y asentamiento conjugando matices diferentes en la ejecución de algunas de sus nuevas composiciones como «Un Imperdible», dejando para el tramo final su homenaje a La Broma de Ssatán con «Ahógate En El WC» , ‘Los Chicos Ya No Quieren Llorar» y «En Las Cloacas», que volvieron atrapar con sus enormes estribillos y una solidez rítmica en una búsqueda de una línea muy determinada.

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