Los madrileños Decode han sabido evolucionar con el plano musical perfectamente tendido a la función de plasmar sentimientos. En su segundo disco de estudio “Kamikaze” la formación hace gala de unas mayores pulsaciones y sensaciones, sin perder matices que recuerdan a su predecesor, coproducido entre la banda y Edu Molina (Hermana Furia, SCR). Mezclado y grabado por Edu Molina en Garlic Records en 2024 y masterizado por Pedro Viñuela.
Un viaje emocional que transita entre la fragilidad y la furia, entre la rendición y la resistencia, con un sonido que se mueve entre el rock alternativo y el pop visceral. Una declaración de independencia emocional, la historia de alguien que cae mil veces, pero siempre elige levantarse.
¿Cómo surgió vuestro nombre?
El nombre Decode surgió casi de forma natural. Empezamos en jam sessions tocando versiones, y uno de los primeros temas en los que sentimos verdadera química como banda fue el tema “Decode” de Paramore. Cuando llegó el momento de elegir el nombre para la banda, después de barajar varias ideas, alguien propuso este nombre y lo adoptamos por unanimidad. demás, fonéticamente veíamos que funcionaba bien en castellano y en inglés.
¿Qué bandas os han marcado el camino?
Más que marcarnos un camino, nos han influenciado en el sonido y en la forma de componer. Cada uno aporta su propio mundo: Enrique y Luigi beben mucho del rock alternativo de los 90, Alberto trae influencias del metal y Anuskka aporta su raíz soul.
Si hablamos de referencias claras, mencionaríamos los riffs furiosos de Royal Blood, el sonido Stoner de Queens of the Stone Age, la introspección de Radiohead o la energía de bandas como Paramore. Esa mezcla, sumada a nuestras experiencias personales, es la que termina definiendo el sonido de Decode.
¿En qué habéis avanzado respecto al primer disco homónimo?
En nuestro primer disco Decode todavía no estábamos tan consolidados ni compenetrados como banda: éramos bastante inexpertos en grabación y producción, y, si somos honestos, también estábamos más verdes con nuestros propios instrumentos, por ejemplo, Luigi el bajista, venía de tocar la batería en otra banda, Enrique el batería venía de ser guitarrista, y aunque había muchísimo trabajo y ganas, esa falta de rodaje se notaba. Además de esto, fue un disco que al poco tiempo de lanzarlo fue frenado en seco por la pandemia.
En cambio, “Kamikaze” es un trabajo mucho más maduro y más consciente, donde se aprecia claramente un mayor rodaje en todos los sentidos. El cambio de cantante y el paso al castellano también han marcado un antes y un después, aportando un sonido más evolucionado, más personal y más coherente con quiénes somos hoy. Es un disco en el que hemos podido arriesgar más, profundizar más y reflejar con mucha más claridad nuestra identidad actual.
¿Os habéis involucrado todos al 100% en los arreglos?
Sí, aunque el proceso empieza muchas veces con una “semilla”, por ejemplo, un riff, una idea de voz y guitarra, una base rítmica. Al llegar estas ideas al local, comenzamos a trabajar primero en la parte de la estructura, después hacemos más foco en los arreglos, pero por decirlo de forma general, a todas esta ideas les aplicamos el filtro del sonido de Decode, que es lo que nosotros internamente llamamos “decodizar” las canciones. En este proceso, cada uno aporta su bagaje y su forma de sentir con lo cual el producto final siempre es una construcción hecha entre cuatro, y el punto de partida siempre es la emoción. Si la semilla mueve algo dentro, sabemos que ese es el camino.
¿“Kamikaze” es un trabajo más íntimo?
Sí, totalmente. “Kamikaze” es nuestro trabajo más íntimo hasta ahora. Es un disco que se mete de lleno en un viaje emocional muy crudo.
El título no es casual. “Kamikaze” es lanzarte sin red, con el corazón por delante, aun sabiendo que puede doler o incluso destruirte. Todo el disco respira esa tensión entre impulso de lanzarte y el vértigo del abismo, y esa tensión emocional es lo que lo hace profundamente íntimo.
A nivel vocal y narrativo, con Anuskka al frente, esa vulnerabilidad se escucha mucho más clara. Hemos trabajado las letras y las emociones desde un lugar muy honesto, dejando que la historia se cuente tal cual, sin filtros.
En ese sentido, sí: “Kamikaze” es un disco que abre el pecho, que muestra más de lo que antes nos atrevíamos, y que convierte nuestras cicatrices en canciones.
Ideas fundamentales del disco
“Kamikaze” gira en torno a un viaje emocional que va del colapso a la liberación. El disco explora temas como el peso del mundo, la ansiedad, el amor adictivo, la rabia contenida, la pérdida, la reconstrucción y la necesidad de sobrevivir a uno mismo.
También habla de lanzarse sin red, de sentirlo todo con intensidad, incluso cuando duele, y de cómo a veces hay que romperse para poder renacer. Es un álbum donde se mezclan fragilidad y furia, impulso y miedo, caos y catarsis.
En esencia, “Kamikaze” es una historia de caída, resistencia y renacer, contada desde un lugar profundamente honesto y emocional.
¿Qué rasgo identifica vuestro sonido actual?
El contraste entre riffs potentes, bases densas y una voz emocional. El significado de las canciones es clave: sin un mensaje real, la producción no tiene alma.
¿Qué elementos os hacen destacar?
La versatilidad vocal de Anuskka y la energía instrumental que mezcla grunge, rock alternativo y tintes stoner sin perder accesibilidad. Buscamos un sonido personal, emocional y con carácter.
¿Ha sido un proceso compositivo más unitario?
Es un proceso compositivo orgánico y sobre todo colectivo. Lo más importante para nosotros es que una canción transmita, si no emociona, no funciona.
¿Queríais que el oyente se sintiera protagonista?
Sí, nosotros somos personas comunes, con historias corrientes y contamos historias en las que cualquier se puede ver reflejado, queríamos hacer un disco que se sienta, no solo que se escuche.
¿Quién llevó el peso rítmico? ¿En qué habéis madurado?
Las bases suelen partir de ideas entre Enrique y Luigi, pero trabajamos juntos cada decisión. Hemos madurado en escuchar más, dar espacio y dejar que la canción decida.
¿Qué fue más complicado: bases o letras?
Depende mucho del tema, las dos cosas pueden tener cierto grado de dificultad. Hablar de lo que uno siente a veces puede resultar complicado, sobre todo si son temas más personales del tipo “figuras de papel” o “no puedes saber”, en los que es más difícil abrirse. Luego, instrumentalmente, hay veces que los temas salen muy rápido y otros que cuesta darles esa forma que nos convenza a todos. Un caso concreto de un tema que tuvimos que darle mil vueltas hasta que quedó a nuestro gusto fue “ todo se apaga”.
¿Qué significa la experimentación?
En general solemos ser bastante orgánicos, pero vemos la experimentación como un medio, no como un fin. Tenemos una regla no escrita en Decode de probar todas las ideas por más out of the box que parezcan. Con esto no tratamos de ser raros, sino de encontrar cosas que nos emocionen.
¿Qué transmite el título y la portada?
Queríamos que la portada de “Kamikaze” reflejara la sensación de movimiento, de impacto, una mezcla entre velocidad, emoción y vértigo. El color azul intenso le da un punto frío, que contrasta con toda la pasión del disco. Decimos que es la calma antes y después de la tormenta. La idea era mostrar ese momento en que estás cayendo, pero también liberándote. Cristina Calderón Bello supo capturar esta esencia perfectamente.
¿Qué os impulsa a escribir?
Las letras tratan la mayoría de las veces de historias y vivencias diarias. Como decíamos antes, somos gente bastante normal, con lo cual hablamos sobre nuestras relaciones personales en nuestros diferentes entornos. Por eso hay temáticas sobre la presión, el miedo, la tristeza, la pasión, la rabia o la euforia. Algunas veces expresamos esto de una forma muy directa o puede que también sea en forma metafórica, pero siempre desde un prisma personal y auténtico.
“Es Cruel” habla de un amor tóxico. ¿Puede uno resistirse?
“Es Cruel” es una canción sobre una fuerza arrolladora: alguien o algo que te seduce, te envuelve y luego te deja sin nada. Habla del poder de la manipulación, del deseo que se vuelve adicción y de esa atracción inevitable por lo que sabemos que nos hará daño. Es una historia de juego y destrucción, de alguien que disfruta atrapando a otros solo para verlos caer.
¿Dedicáis tiempo a nuevos sonidos? ¿Hacia dónde evolucionáis?
En este disco hemos explorado nuevos sonidos, además, hemos contado con la producción de Edu Molina, quien nos ha aportado ideas bastante innovadoras a nuestra propuesta que hemos ido incorporando también en nuestro directo y que seguiremos probando de cara a nuevas composiciones. En general, nos encanta explorar y nos vemos evolucionando hacia algo aún más atmosférico y profundo, sin perder el pulso rockero.
¿Se puede mantener la integridad en este mundo?
Sí, pero cuesta. La clave es recordar por qué empezaste y disfrutar del proceso.
¿Cómo está funcionando el disco?
Muy bien, diferentes medios se están haciendo eco de nuestro lanzamiento y nos han hecho reseñas muy interesantes sobre el sonido, las letras e incluso el arte del disco. Creemos que están llamando la atención el sonido fresco de la banda y la carga emocional de las letras. El público está conectando mucho con las canciones de diferentes formas y eso nos hace mucha ilusión.
¿Qué opináis de la escena actual?
La facilidad para grabar y promocionarte por redes ha hecho que la industria se haya democratizado de una forma espectacular, lo cual se traduce en una oferta infinita de bandas emergentes. Esto es muy interesante porque ya no necesitas de grandes sellos para poder hacerte un hueco en la música, pero sin embargo es más difícil destacar. Al final, creemos que lo importante es encontrar tu espacio siendo fiel a tu identidad.
¿La originalidad está mal reconocida?
A veces. Lo diferente tarda más en llegar, pero cuando lo hace, conecta más fuerte.
¿Por qué vuestro disco? ¿Por qué ir a vuestros conciertos?
Porque “Kamikaze” es un viaje emocional real. En directo todo se multiplica: energía, intensidad y verdad. Quien viene, vive algo con nosotros.

