lunes, 6 mayo, 2024
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Los murcianos REYLOBO han debutado con mucha fe en sus posibilidades, teniendo como referencia la importancia de una buena melodía como elemento vertebrador. Intensidad, fuerza, precisión y vehemencia son algunos de los adjetivos precisos a la hora de definir su primer obra «El Octavo Pecado», pero quizás el más indicado para captarlo, en todo su alcance, sea el término de accesible, concibiéndolo como un producto para todo aquel que tenga, por lo menos una mínima pasión por las melodías poderosas y los pronunciados cambios de ritmo. Hemos podido charlar con su vocalista Nacho Fernández y desmenuzar el contenido del mismo.
– Lleváis un par de años en la escena pero para la amplia mayoría de público seguís siendo prácticamente unos desconocidos. ¿Cómo presentarías a la banda?
Buenos días, soy Nacho Fernández, vocalista de la banda REYLOBO. Somos un grupo de Murcia, que se juntó tras un periodo de reflexión y formación musical de sus componentes, cuando encontramos cierta estabilidad en nuestras vidas y decidimos que era el momento oportuno de cumplir nuestro sueño y dedicarnos a la música.

 

Con el octavo pecado presentamos nuestro álbum debut que lleva varios años de trabajo y esfuerzo, pero muchísima más ilusión y cariño. REYLOBO ofrece una esencia propia que se inicia en el Power Metal Melodico, sin cerrarse a otros estilos. Nuestro trabajo se centra en la historia que queremos contar y en intentar llegar con ella al público. Intentamos dar lo mejor de nosotros y aprender todo lo posible para perfeccionar el producto que queremos presentar, sin miedo a experimentar o apoyarnos en las mayores figuras del género para pulir un álbum que es una oda al heavy metal en español con el que hemos crecido, como músicos y como personas.
– Suele resultar difícil encontrar un nombre que llame la atención y plasme toda la esencia del proyecto. ¿Cómo surgió el vuestro?
Efectivamente necesitábamos un nombre que cumpliese a la perfección lo que indicas, que llamase la atención pero sobre todo que plasmase la esencia del proyecto. REYLOBO es perfecto para lo que queríamos como banda.
En primer lugar, es una declaración de intenciones y de la esencia del grupo, hacemos heavy metal en castellano, y queríamos que ya desde el nombre se pudiese ver dicho rasgo. Hoy en día es muy frecuento encontrar nombres y nombres en inglés, que parece que llaman más la atención, no obstante, siempre he creído que el castellano es un idioma maravilloso que nada tiene que envidiar al resto, incluso para mi es mucho más bonito.
Por otro lado, el nombre hace mención a una importante figura histórica que reinó en la zona sur de España, haciendo referencia a nuestras raíces murcianas, y siendo su historia bastante heavy, parece el nombre perfecto para nosotros. Además de todo esto, considero que suena genial, jejejejejeje.
– En vuestro primer trabajo «El Octavo Pecado» habéis arriesgado a la hora de enfocar el disco de manera conceptual, temas construidos con unos cimientos sólidos y que ofrecen grandes alicientes del género para quienes amen el heavy metal sin mayores condimentos. Supongo que habéis partido de unas bases musicales consensuadas y que posteriormente cada músico ha ido aportando cosas bajo su visión y experiencia. ¿Cuál fue el punto de partida en cuanto a su creación? ¿Quién ha sido de vosotros el que más ha asumido la tarea de la creación de los diferentes patrones rítmicos?

 

Nuestro sistema de composición del álbum ha sido algo distinta o especial por lo que he podido ver. Pedro Gallego y yo nos juntamos para iniciar el proyecto de creación y profesionalización de un álbum conceptual, «El Octavo Pecado». Todo se inicia con la puesta en común de lo que queremos que sea el concepto del disco, la estructura que va a tener, como va a narrar la historia, los giros argumentativos, y las sensaciones o reflexiones que queremos plasmar.
Una vez claro el concepto y lo indicado, comienza la composición de los temas que van a ser el hilo conductor de nuestro relato. Prácticamente la totalidad de las canciones se inician con la letra y la melodía inicial de la línea de voz, de la que me suelo ocupar yo, y una vez estructurada, Pedro compone el resto de instrumentos que van arropando y dando la atmósfera que deseamos al tema en concreto. Todo detalle vamos buscando que sume a la canción, y así vamos perfilando y perfeccionando hasta que plasma el sentimiento y la historia que queremos hacer llegar. Además tras la incorporación en la banda del resto de componentes, sobre todo para el segundo álbum en el que ya estamos trabajando, como bien indicas cada uno va aportando trabajo y experiencia, siempre respetando la esencia de cada tema.

 

 

– El álbum está basado en el más allá, girando en torno a la pregunta existencial: ¿qué hay después de la muerte?, donde el protagonista El Olvidado vive una experiencia sin explicación, conectando con la verdadera esencia de su ser. ¿Realmente pensáis que el alma al traspasar ese umbral puede permanecer, que hay conciencia en ese estado de descomposición por completo?

 

En principio he de decir que el disco no trata de dar respuesta, si no invitar a pensar y reflexionar al oyente para que cada uno busque su respuesta. Nuestro relato trata de que hay más allá de la muerte, nuestro protagonista se encuentra en un mundo que no es el que espera, tras lo que parece ser su final, y el camino que hace buscando lo que le espera. Ese camino hasta lo que hay más allá puede perfectamente ser una fracción de pensamiento en el momento final.

 

Como ves no termino de dar una respuesta a tu pregunta concreta, no obstante, voy a remitirme al final de nuestra historia: podéis encontrar mi respuesta en el estribillo de Réquiem, el epílogo de El octavo pecado.

 

Como siempre, es el final de nuestro relato y el desenlace que damos, pero invitamos a otras interpretaciones, pues otros componentes de la banda tienen su propia visión y hacen perfectamente suyo éste Octavo pecado.

 

– Las letras de las canciones son como enseñanzas que se pueden extraer de lo que está ocurriendo en el mundo, que la soberbia, la envidia y la avaricia son los grandes enemigos del buen vivir. ¿Sois de los que piensan que hay que destruir este mundo tal y como lo conocemos para arreglarlo?

 

No soy nada amante de la destrucción. Soy amante de la reflexión, la razón, y la empatía. En nuestro disco hay cierto detalle, y es que casi todas las canciones hablan en cierta manera de uno de los pecados. Claramente hay mucho mal en el mundo, pero creo que la respuesta es el esfuerzo y la lucha por crear un mundo mejor, no la destrucción.

 

Nuestra canción «La configuración del caos» tiene mucho que ver con ésta pregunta. Reflejando la soberbia que nos caracteriza como especie, habla de cómo el humano ha hecho del mismo mundo una contradicción, provocando que la tierra sea lo que tiene que adaptarse a nosotros en vez de al revés. Debemos descifrar cuales son los problemas, pero no destruir sin más, hay demasiada belleza y cosas buenas que preservar.

 

– ¿Entonces la relación entre cada tema sigue un orden específico, incluyendo el concepto visual del libreto?

 

Si, la historia comienza con un final, y a través de la canción «Los Olvidados» vamos a adentrarnos en el inicio del viaje de nuestro protagonista, como se siente, etc. A partir de ahí en el camino vamos a ir encontrando personajes que se le unen en el viaje, que son claramente un reflejo de sus pecados y los de la humanidad, mostrando que todos tenemos nuestras luces y sombras. La avaricia en «La Jauria Humana», la ira en «El hombre inquieto», o la pereza en «Sidonie» son ejemplos. Llegado el momento, en la canción «Dogma», el Olvidado se dará cuenta de que él refleja un octavo pecado, un pecado que no le permite dudar, reflexionar, o abrir los ojos. Y desde ahí con la instrumental «Origen» se plasmará el momento de abrir los ojos de nuestro personaje. Con «Réquiem», el epílogo encuentra su propia respuesta al final del camino, la realidad que no podía ver.

 

Queríamos respetar el hilo conceptual y no perder en ningún momento la esencia. Aun así, cuando empezamos su composición teníamos claro que cada canción, tenía que funcionar de forma independiente, que se pudiera escuchar aparte de ese relato central y te hablase de un tema en concreto, temas que pueden inquietar e interesar tanto a la banda como al público, como los juicios populares, la soledad, la justicia, las personas invisibles de nuestra sociedad, etc.

 

Tal vez pueda parecer algo ambicioso en un principio el proyecto que describo, pero personalmente estoy muy contento con el resultado y creo que con cariño y esfuerzo no hay limites.
– Una de las grandes cualidades de este trabajo es la gran producción global del álbum, grabado en Sanctuarium estudios (Asturias) bajo la estupenda dirección de Alberto Rionda (Avalanch) y Pedro Gallego (Judas). Si hay algo que realmente que diferencia las canciones son las melodías vocales, los matices y las variaciones instrumentales. ¿Fue sencillo grabarlas todas de un tirón en el estudio? ¿Teníais claro cómo queríais que sonará el álbum antes de entrar al estudio?

 

Para nosotros ha significado un sueño hecho realidad. Alberto Rionda es una de las figuras que más admiramos en el mundo de la música, ha creado parte de la banda sonora que nos ha seguido en nuestra vida desde que eramos adolescentes, así que no teníamos duda alguna de que era a él a quien queríamos presentar el trabajo que teníamos entre manos y que se uniese al proyecto.

 

Pedro Gallego, nuestro guitarrista y uno de los compositores, había estado dando clases de guitarra con el maestro, y participando en eventos de composición organizados por él, así que ya había forjado algo de relación. Cuando le presentamos el proyecto enseguida nos apoyó, y se interesó mucho por el trabajo, por el concepto y todo lo que queríamos transmitir.

 

Nosotros ya teníamos claro el sonido del álbum y los temas, y Rionda respetando al máximo el proyecto profundizó, y perfeccionó con su conocimiento cada tema, además de sacar el mejor sonido que pudiéramos desear. El aprendizaje y la experiencia con él ha sido increíble.

 

En cuanto al sistema de grabación final de cada uno de los temas, éste ha sido muy distinto al que suele hacerse a causa del estallido de la pandemia. Justo en el momento en que le presentamos el trabajo a Rionda y se sumó al proyecto, nos confinaron, todo lo que teníamos organizado para las grabaciones finales se vino un poco abajo, no obstante debido a la ilusión y fuerza que teníamos en ese momento decidimos buscar la forma de hacerlo en plena pandemia. Desde su estudio Rionda al pie del cañón en todo momento, día a día a pesar de la distancia, nos guio para hacer la grabación lo más perfecta posible, pasando todo por sus manos. Hemos tenido mucho tiempo y relación con nuestro productor para diseccionar los temas, todo un verano puliéndolos; y hemos aprendido muchísimo más que en el caso de haber grabado de la forma tradicional.
– Los detalles en los arreglos se constatan acertados desde la propia intro, consideráis que se se ha pulido al límite cada detalle o tal vez se podría haber mimado mucho más cada composición…

 

Soy de los que piensan que la perfección no existe, y siempre hay espacio para mejorar, solo así podemos avanzar. No obstante, estoy muy orgullosos con el resultado final del octavo pecado, todo está muy cuidado, desde cada renglón en las letras, su estructura, detalles instrumentales, tonos que crean cierto late motiv, esa introducción intimista, esa ruptura final en el inicio del epílogo… Queríamos hacerlo lo mejor que podíamos, y más allá. Son muchos detalles que queríamos tener en cuenta, que nada quedase al azar, pero a la vez dejando libertad al sentimiento. Puede parecer contradictorio, pero con trabajo y esfuerzo, y por supuesto mucha comunicación y entendimiento entre los compositores, es posible.

 

– Supongo que cada uno de vosotros tenéis vuestros propios gustos musicales y una distinta manera de concebir la música, ¿Cómo hacéis para alcanzar un determinado consenso a la hora de definir las pautas de actuación y musicalmente el camino a seguir?

 

Al iniciar y componer «El Octavo Pecado» entre Pedro y yo lo hemos tenido muy fácil. Somos amigos desde la infancia, y hemos crecido musicalmente juntos, con el heavy metal español como banda sonora de nuestra vida, y eso ha sido una suerte, porque hay una compenetración extrema, si encima le unes que cada uno tenemos muy claro nuestras funciones, hace un equipo perfecto.
Sí que es cierto que, a pesar de lo dicho, cada uno tenemos nuestros gustos aparte, pero eso no hace más que enriquecer los temas, que respetan la esencia común, y además pueden nutrirse de mecanismos y opciones distintas para enriquecerse.

 

– ¿Qué bandas os han marcado el camino que lleváis en vuestra música? ¿Qué elementos del disco creéis que os pueden hacer destacar del resto de grupos actuales?

 

Respecto a las bandas que nos han marcado, claramente crecimos en la vida y en la música con el telón de fondo del heavy metal en castellano, con bandas míticas como Mägo de Oz, Avalancha, Saratoga, Warcry, Rata Blanca, etc. Esa parte la compartimos prácticamente todos los miembros del grupo, aunque luego personalmente cada uno tenga otros que le han influido bastante, como en mi caso Queen (aunque éste es universal, jejeje) AC/DC, Scorpions, Extremoduro, etc.

 

Creo que los elementos del disco que tal vez nos puedan destacar es esa esencia conceptual que le hemos dado y el desarrollo a la composición. Hemos pasado muchas horas hablando y formando cada tema, estudiando detalles y herramientas que incluir que pudiesen plasmar las sensaciones y sentimientos que queríamos en éste Octavo pecado.

 

– Escuchando el disco se nota mucho dinamismo. Los temas no siguen una misma línea estructural y hay mucha diferencia entre unos y otros. ¿Qué es para vosotros la experimentación, un fin en sí mismo o un medio para obtener algo diferente?

 

A nosotros nos gusta estudiar la música, las opciones, y no limitarnos. Queremos el sonido que mejor se adapte al tema en concreto, los detalles o líneas que mejor puedan desarrollar la letra y lo que quiere contar. La música y lo que quieres narrar tiene que ser uno solo, por eso pasamos mucho tiempo estudiando y experimentando para crear cada canción. Experimentar es el medio para aprender y avanzar.

 

– Habéis cuidado mucho tanto las formas como el contenido musical del mismo. El diseño es espectacular y la portada logra inmediatamente por su matices. ¿Quién ha hecho el Artwork? ¿De qué manera están los conceptos implícitos en la misma? ¿Sois partidarios de que es tan importante el fondo como las formas?

 

La portada es obra de Ricky Torre, diseñador de Avalanch desde la época de La llama eterna. La idea de la portada era conseguir transmitir parte del concepto del disco en ella. Por eso observamos a una persona, de espaldas, mirando a una luz, afrontando ese momento, enfrentándose al camino que se ilumina, dando la sensación de introspección en uno mismo, y a su vez siendo rodeado por esas figuras blanca y oscura que representan toda dualidad.

 

Todo, todo, todo en la creación del disco y lo que le rodea ha sido planteado y y trabajado con el mismo cariño y el esfuerzo que merece. Si haces una cosa y la quieres hacer bien desde el principio, sigue así hasta el final y apuesta todo.

 

– Actualmente hay muchos grupos que saturan sus trabajos con exceso de producción de forma que oculta o disfraza la falta de creatividad. ¿Cuál es vuestra opinión al respecto?

 

Cada grupo es un mundo y tiene manera de hacer las cosas muy distintas. En éste cosmos hay todo tipo de estrellas, y otros cuerpos estelares. Creo que toda banda tiene sus puntos fuertes y sus puntos débiles, y es respetable el trabajo de todos. A mi parecer es una cuestión de sinergia, una banda, no se forma únicamente de un solo miembro, y creo que lo importante es buscar el vínculo perfecto entre todas las partes: Creatividad, talento, producción, etc. Eso sí, lo más importante es esforzarte y trabajar todo lo posible por ir aprendiendo y formando todos los aspectos.

 

– “Las Águilas Blancas” ha sido la canción de cara a su promoción, ¿tiene algún significado especial para vosotros?

 

Cuando componíamos «Las Águilas Blancas» ya empezamos a tener en mente que lo elegiríamos como single. Cada tema tiene totalmente pensada su estructura y su lugar y orden dentro del álbum.
Para el caso de «Las Águilas Blancas», desde su misma composición iba encaminada a una obra con un estribillo explosivo, que alzase el vuelo, con estrofas que se encaminan a elevar el estribillo. Tras ésta canción vienen los tres últimos temas del disco que narran la secuencia final del viaje de nuestro protagonista, así que para crear esa apertura queríamos un tema pegadizo que no dejase indiferente, y que levantase el ánimo del oyente para encarar el tramo final muy atento.
Además de lo expuesto, la canción en parte tiene un simbolismo doble aparte de su integración en la historia, y es que está ligada a un libro publicado del autor Antonio Gallego, al que admiramos mucho.

 

– ¿Creéis que la música en vivo pasa por un buen momento, en el sentido de que la nuevas generaciones no están a la altura de tiempos pasados en predisposición de descubrir nuevas bandas y apoyar la música en vivo?

 

Supongo que los tiempos habían cambiado ya un poco antes de la pandemia, estaba bajando un poco el interés por los conciertos en vivo, y supongo que en parte es porque generación tras generación va cambiando un poco la forma de disfrutar de las aficiones y las plataformas que se utilizan. A nosotros nos encanta los conciertos en pequeñas, medianas salas, grandes festivales, etc. Claramente la posible tendencia a acudir menos a conciertos de éste tipo no es en ningún caso por falta de nuevo y buen material en el género, con grandes grupos sin dejar de producir y reinventando, como Mago de Oz con Bandera Negra o Saurom con Música, Zenobia con VI, Adventus con Morir y Renacer, Amadeüs, etc.
Es cierto que siempre parece haber reticencia por parte del público a elevar un poco a los grupos nuevos, dejando como tapón inamovible los de toda la vida. Pero creo que en el cosmos del rock y el heavy no hay que tener miedo a perderse, parte de los momentos más felices de mi vida han ocurrido cuando encontraba un grupo nuevo que me gustaba y devoraba su discografía.
Yo creo que una vez salgamos del túnel en el que nos ha metido la situación pandémica ese bajón de asistencia va a cambiar bastante, y vamos a volver a llenar los aforos, ya que todos tenemos en estos momentos cierto vacío dentro que solo se podrá llenar con esa música en directo que tanto amamos.

 

– Llama mucho la atención que habéis contado con la ayuda de grandes artistas como el propio Rionda, Rafael Lázaro, Isra Ramos y Sonia Rubín. ¿Cuál de ellas ha sido la más especial y si ha habido alguna que por los motivos que fuera no ha podido fraguarse?
Lo cierto es que las colaboraciones que hemos tenido en el álbum son las que pensábamos y hemos querido. Para todos y cada uno tengo solo palabras de agradecimiento, destacar que son unos profesionales, y el carió e interés que han tomado en el trabajo.

 

Claramente Rionda ha sido un pilar para nosotros, un amigo y un maestro al que siempre hemos admirado, pero como ya hemos hablado antes de él, creo que queda claro lo importante que es para nosotros.
En un plano general me gustaría destacar a Manuel Ramil (Warcry, Avalanch, Adventus), que se ha ocupado de la composición y grabación de casi todos los temas del disco, dotándolos de una profundidad y atmosfera increíbles. Se ha introducido en cada una de las canciones y ha sabido plasmar todo lo que queríamos. Un genio.

 

Y personalmente para mi ha sido muy especial la colaboración de Israel Ramos, ya que como cantante me parece una de las mejores voces del panorama español, y poder compartir con él y con Sonia la canción de Dogma ha sido algo increíble para mí. Además, le di la voz de mi personaje favorito del disco, El hombre inquieto, jejejejeje.

– Son tiempos difíciles para los soñadores, ¿cuál es vuestra opinión de la escena que se ha ido desarrollando en estos últimos años?

Como decía la Pandemia ha sido horrible, pero ya vamos encontrando luz al final del túnel, y trabajos increíbles están saliendo a la luz. Creo que es una muy buena época para el rock y el heavy, con muchas bandas haciendo trabajos impresionantes. Tal vez flojea algo la posibilidad y el apoyo para levantar éste genero sobre todo por parte de la Administración, pero nos caracterizamos por ser duros y luchadores.

– ¿Cuáles son vuestros planes de cara al futuro más o menos próximo?

Comenzar a presentar El octavo pecado en los escenarios, teniendo ya nuestro primer concierto de presentación junto a ECO en la Sala Rockville en Madrid el día 30 de mayo, que no os podeis perder.
Disfrutar al máximo con el público presentando éste Octavo pecado, y girarlo por España en principio, sin perder la vista al exterior. Un abrazo a nuestros oyentes de Latinoamerica!
Y por supuesto, trabajar y trabajar para ofrecer el mejor show posible…y seguir dando duro a nuestro segundo trabajo, que ya tenemos a mitad de composición.

Para concluir un mensaje que deseéis hacerle llegar a los seguidores

Muchísimas gracias por todo el apoyo, seguiremos trabajando con ilusión para dar lo mejor de nosotros. El octavo pecado es un trabajo que merece la pena gracias a vosotros.

Podéis seguir las novedades del grupo en nuestra página de Facebook, en Instagram, o nuestra página Web, así como adquirir el álbum, que os va a encantar. Quien quiera vernos caer verá que somos legión. Un fuerte abrazo.

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