lunes, 6 mayo, 2024
Banner Content
Se ha hecho esperar más de la cuenta el tercer disco de los bizkaínos Basaki «III», pero la tardanza ha merecido la pena. El trío ha apostado más que nunca por consolidar un estilo que combina potencia y melodía, evolucionado de manera natural, tesituras a la altura de sus convicciones, elementos dispares con un caudal creativo inagotable y melodías mucho más asequibles para cautivar a aquellos oyentes abiertos a sensaciones, fuerza unida a la melodía de forma firme, garra en riffs metaleros y estructuras consistentes a la vez que elásticas. Una ambivalencia de esencias que baña cada canción en diferentes tintes, nacida de una búsqueda de hacer algo diferente y arriesgado. Hemos podido charlar con su baterista Alfonso Rodríguez y el resultado ha sido totalmente satisfactorio

– Hace bien poco habéis publicado en formato digital vuestro nuevo trabajo “III”, evolucionado de manera natural, sabiendo colocar cada elemento en el lugar adecuado y utilizando recursos frescos y diferentes que escapan inmediatamente de la vulgaridad. Una madurez impresa en las melodías vocales y una gran espontaneidad en dejar fluir sentimientos no forzados. Un trabajo abierto y variado, captando todo un gran abanico de influencias y aunando sensibilidad y carácter de manera impecable. ¿Cuál ha sido la razón de componer un disco de menor duración y cómo se ha desarrollado todo el proceso creativo?

Muchísimas gracias por los halagos, antes de nada. Se agradecen. Respecto a la duración del disco, son seis temas por lo que se ha quedado en un terreno intermedio entre los conceptos clásicos de EP y LP. De todas maneras, teníamos ganas de grabar y publicar material, y por eso lo hemos sacado ahora sin esperar a tener que responder a los estándares de un LP (diez o doce temas).


Como queda claro en nuestra discografía (además de varias maquetas, hemos publicado dos discos largos y este tercero en 24 años), no somos muy prolíficos en lanzamientos, pero, después de varios cambios de formación en el grupo, queríamos ponernos un objetivo hacia el cual movernos y que no obligara a ponernos las pilas, por lo que nos propusimos grabar y publicar un disco, que es este “III”.

Respecto al proceso creativo, siempre hemos trabajado de una forma parecida. Alfon o Iker traen un riff de guitarra, al que vamos dando forma en el local (antes a base de machacarlo hasta que nos doliesen los dedos, tocándolo una y otra vez, y ahora con la ayuda del ordenador, hasta padecer un dolor de cabeza, je je je), vamos armando la estructura de la canción sobre eso, le añadimos una melodía de voz y sobre esa melodía yo hago la letra. 

La grabación, que la hemos hecho con Borja, guitarrista y voz del grupo Barullo, en Bolueta, la completamos en dos tandas, de manera que grabamos tres canciones en una primera fase y otras tres en una segunda. Al ser una autoproducción y no tener ninguna urgencia que no fuera nuestra propia exigencia, ha sido un proceso relajado y hemos trabajado con calma y disfrutándolo. 

Respecto a lo de “álbum digital”, esa fue nuestra apuesta en un primer momento, pero la verdad es que la gente es más clásica de lo que creíamos (je je je), y, finalmente, vamos a hacer una pequeña edición física en CD. Los discos acaban de llegarnos pero con esto de la reclusión toca escucharlo de momento en SpotifyBandcamp o Apple Music.

– El haber tenido una disponibilidad de tiempo más amplia ha dado lugar a un disco con unas pinceladas muy sentidas, unos textos cargados de mucho significado y unos arreglos con una capacidad tremenda para atrapar, buscando variedad en matices y llamativos cambios en las tesituras de las guitarras, sin caer en desvíos incomprensibles. ¿Qué retos o estímulos teníais para este disco? ¿Hasta que punto habéis enfocado esta vez el concepto de la producción?

Eskerrik asko otra vez. La verdad es que aunque hayan pasado nueve años (¡9!) desde que publicáramos “Egunero hasten da”, las canciones de este “III” no son tan viejas. Hace unos dos años, tuvimos un cambio importante dentro del grupo: pasamos a ser trío.

Siempre, desde nuestros inicios, hemos sido un cuarteto, con dos guitarras, pero tras la salida de nuestra último guitarrista, Fernan, decidimos reducir el grupo al trío que siempre hemos llevado el peso de la banda (Iker, Alfon y Natxo) y desechamos todo el material que teníamos acumulado en el local durante todos estos años. 

Así, nos pusimos el reto de componer todo desde este nuevo punto de vista, y creo que ese formato ha dado a las canciones de “III” una frescura, una unidad y una concreción que se agradece al escucharlas. El formato de trío nos ha obligado a centrarnos más en las canciones y concretar los aportes de cada instrumento, con lo que hay mucha menos dispersión en el concepto. Además, creo que, más allá de los riffs, en los que siempre hemos centrado nuestra música hasta ahora, hemos puesto el foco en las canciones en toda su extensión.

– Con cada canción habéis buscado una manera distinta de expresar vuestros sentimientos e inquietudes, adornadas de ciertas tesituras, distintos grados o niveles de intensidad, jugando con contrastes bien diferenciados y un terreno instrumental mucho más cambiante, sutileza unida con una intensidad rítmica muy marcada. Supongo que cada uno de vosotros tenéis vuestros propios gustos musicales y una manera distinta de concebir la música. ¿Cómo hacéis para alcanzar un determinado consenso a la hora de definir las pautas de actuación y musicalmente el camino a seguir? ¿Ha sido buscado conscientemente llegar a este sonido y nivel de excelencia?

Llevamos haciendo música juntos 24 años, y ya sabemos qué puede funcionar y qué no cuando nos juntamos los tres. Para lo bueno o para lo malo, Alfon ya sabe qué cara voy a poner cuando me muestre el riff que acaba de componer, o Iker conoce perfectamente qué ritmo puede proponer Alfon a una nueva canción que lleve al local.


Aunque musicalmente cada uno tenemos universos diferentes, Basaki es el territorio que compartimos, en el que los tres estamos a gusto, pero no es, para nada, un terreno limitado. Nunca nos hemos limitado qué camino seguir musicalmente, porque sería limitar nuestra creatividad. De hecho, en este disco están las canciones y riff más cañeros, rápidos y potentes que hemos compuesto nunca junto a coros supermelódicos o arreglos para un cuarteto de cuerda en “Bitartean”. Es más, diría que ese equilibrio entre caña y melodía es el principal rasgo de ese territorio compartido que te mencionaba, pero tenemos claro que debe ser abierto y dinámico, sin encerrarnos en lo que hemos hecho hasta ahora, sino abiertos a lo que vayamos a hacer. Son las canciones las que nos guían, y no les ponemos demasiadas barreras.

Foto: David Gándarara
– El álbum alberga un montón de detalles que se van revelando con cada escucha. ¿Habéis tenido una actitud abierta a la hora de probar diferentes tonalidades? ¿Que sentimientos habéis buscado transmitir a través de él?

Sí, pese a haber compuesto canciones directas, están muy producidas y llenas de muchos detalles. Estos últimos años no hemos tocado mucho en directo, y nos hemos convertido un poco en ratones de local. Hemos podido dar muchísimas vueltas a los temas, y probar miles de cosas, porque hemos pasado mucho tiempo en el local, disfrutando, y completando un sinfín de puzzles diferentes con las piezas que, al final, hemos dispuesto en las versiones finales del disco de la mejor manera que hemos sabido.

Creo que como oyente, a veces se agradece un poco de profundidad en la música. Muchas veces se tiende la tentación de poner todo muy comprimido, un muro de guitarras en tu cara, una batería que te golpea y un estribillo que entre en el segundo treinta de canción, y eso también mola, pero las canciones que, además de ser inmediatas y profundas, siempre acaben ofreciéndote algo más durante las escuchas. No sé si lo hemos conseguido, pero sí que hemos trabajado en esa dirección.

– Lográis mantener el interés del oyente gracias a unos cambios de ritmo que aportan la variedad necesaria y unos registros vocales perfectamente adaptados a la línea musical. ¿Cómo se alcanza ese nivel de brillantez para saber como colocar cada elemento en el lugar adecuado y provocar una reacción emocional en el oyente?

Esa es la magia de la música. No existe una receta perfecta para hacer una buena canción, afortunadamente, y todos intentamos hacer construcciones imperfectas con las que alguien, sin saber muy bien por qué, un día conecta. Si hubiera una sola manera de hacerlo, sería muy aburrido. Yo todavía alucino cuando alguien me dice que le gusta algo que hemos compuesto nosotros tres en un local, es maravilloso.

La variedad sí que nos interesa como músicos y como creadores, porque hacemos música para divertirnos y explorar nuevos ritmos, melodías o formas de decir las cosas te empuja a mejorar, aprender y, en nuestro caso, a disfrutar.

Lo de provocar una reacción en el oyente, es lo más bonito de esto, pero, como todavía al menos no tenemos la receta para eso, a lo que podemos aspirar al hacer una canción es a que nos emocione a nosotros. Somos un poquito raros, lo reconocemos, pero seguro que hay por ahí alguna persona la que emociona los mismo que a nosotros je je je.

– A nivel de letras, las canciones versan sobre la importancia de tener una buena actitud ante las dificultades con las que nos enfrentamos día a día , tomar conciencia de cómo somos, ya que en ocasiones no tenemos paciencia ni armonía interior con nosotros mismos, no apreciando lo afortunados que somos por tener algo hasta que al final lo perdemos, apoderándose de nuestras emociones la negatividad existente en el entorno, haciéndonos entrar en un bucle de pesimismo de difícil salida. ¿Estimáis necesario que hay que centrarse más en nuestro fortalezas que en nuestras debilidades?

Me gusta saber tu interpretación de las letras. Creo que una letra, como cualquier mensaje, no se completa hasta que el oyente/lector no lo pasa por su filtro, por lo que siempre me crea mucha curiosidad saber cómo se interpretan nuestras letras y no me gusta dar demasiadas pistas sobre ellas, porque esto puede dirigir demasiado el mensaje.

Cada uno debe centrarse en lo que pueda o quiera, por supuesto, pero sí que es verdad que en muchas de las letras hay una idea de que, a pesar del contexto, tenemos que buscar un poco de aire, de vida. Son tiempos muy jodidos para mucha gente y parece que van a llegar épocas peores aún, así que, en la medida de lo posible, está guay tener una mano a la que agarrarte o tener una vía de aire para poder respirar en este lodazal. Está bien tener certezas en tiempos tan borrosos, y esas muchas veces solo llegan desde nuestras fortalezas, sean estas las que sean.


– Da la sensación que éste puede ser el disco de vuestra consagración. Según mi valoración musical habéis alcanzado un punto óptimo de madurez, matices sonoros mucho más variados y melodías de guitarras que arropan constantemente todo lo que contienen los temas, no obstante, me gustaría saber vuestra opinión sobre ello ¿En qué sentido creéis que habéis avanzando con respecto a vuestro primer trabajo? ¿Qué bandas os hicieron marcar el camino que lleváis en vuestra música?

Eskerrik asko otra vez. Hemos avanzado desde el primer disco, eso es indudable, y ese movimiento es lo que nos mantiene vivos. Ya decía Berri Txarrak que si no avanzamos, es que retrocedemos.

Hemos avanzado, obviamente, como instrumentistas tocamos mejor que antes, y también lo hemos hecho como compositores. Creo que además hemos ampliado el foco y, si antes componíamos más buscando grandes riffs, ahora lo hacemos mirando más a la canción como unidad.

Respecto a las bandas que nos han marcado el camino, son infinidad de ellas, y, en muchos casos, aquellas que menos tienen que ver con nuestro estilo musical. Como se puede extraer de escucharnos, coincidimos en grupos como Alter Bridge, Stone Sour… Esas son las más claras.

Pero a partir de ahí, escuchamos muchísimas cosas. Yo, últimamente, estoy escuchando un montón los últimos discos de Kvelertak y Sepultura, pero también he escuchado mucho el último disco de Eñaut Elorrieta o el de un cantautor belga que se llama Tamino. También oímos a Coldrain, Wage War…

Y en nuestra escena, nos podemos sentir cercanos a grupos como Niketz, Eraso! o Governors, por decir algunos, y nos han gustado muchos los últimos discos de Mocker’s, Orbel y Madeleine, por ejemplo.

– Me gustaría que me definierais con una pocas palabras cada tema que compone el disco para que pueden tener una idea aproximada de cada uno de ellos nuestros lectores.

En el orden que están en el disco, te diría que “Menia labur bat” mezcla contundencia y fuerza en guitarras y baterías, bajos potentes y una voz muy melódica; “Bitartean” es una balada con arreglos para cuarteto de cuerda; “Letra larriak” es muy groovie, muy de mover el cuello; “Lehen distira” es muy directa y tiene un estribillo quedón; “Argonautak” es la más épica con ese estribillo y tal; y “Galtzaileon bandera” es rápida y rabioso, de lo más cañero que hemos compuesto en nuestra trayectoria.

Foto: David Gándara
– El primer single de este disco ha sido “Lehen distira”, un tema con unos estribillos intensos y una base musical que busca un sonido unificado en fuerza y melodía. ¿Por algún motivo especial?

“Lehen distira” es una canción que sí que nos parece que puede servir para mostrar el sonido que hemos tomado últimamente, porque es muy directa y no tiene muchas florituras. Al final, como te he dicho antes, el formato de trío te obliga a economizar un poco tus recursos, y simplificar las cosas, y “Lehen distira” es muestra de ello.

-Actualmente hay muchos grupos que saturan sus trabajos con exceso de producción de forma que oculta o disfraza la falta de creatividad. ¿Cuál es vuestra opinión al respecto?

Cualquier grupo que se suba a un escenario o grabe un disco merece mi respeto. No sé qué es un exceso de producción, pero cada grupo es dueño de su obra y puede producirla o dejar de producirla como quiera.

A partir de ahí, hay grupos que me gustan y grupos que no, pero no veo que haya de existir una “competición de creatividad” entre las bandas. Aparte de que, al menos a mí, a veces me apetece escuchar músicas con compases hiperextraños que te vuelen los esquemas mentales y otras veces me gusta escuchar el primer disco de Ramones o el último discazo de Idles por muy “simples” que parezcan.

– ¿Qué lecciones habéis aprendido a lo largo de todos estos años inmersos en el mundo de la música?

Bueno, a nivel personal muchas, en tanto en cuanto a través del grupo hemos vivido un montón de experiencias que no han enseñado cosas.

Como grupo, lo principal creo que es que haya pasión por un lado y que haya una meta, por otro. Lo de la pasión es innegociable: sin eso, nadie invierte tanto dinero, tiempo y energías en un grupo.

Con lo de las metas no me refiero a nada tangible como vender X copias, dar X bolos, hacer “sold out” o tocar en no sé qué sala. Me refiero a que uno de los peligros de estar en una banda, y más si no eres consciente de cómo está la escena, es el de frustrarte, sobre todo si las aspiraciones de los distintos miembros son diferentes. Pero es verdad que a veces hace falta tener una meta para dinamizar, y no cansarte andando en círculos para siempre.


De todas formas, sea cual sea la meta, hay que entender que muchas veces la recompensa es el propio camino. Nosotros disfrutamos, además de tocando un bolo, ante el papel en blanco, cogiendo la guitarra y sacando un riff o metiendo horas en el local de ensayo, buscando arreglos. El proceso es una gozada en sí, más allá de que esa canción llegue al número uno de una lista en la radio o tocar dos bolos al mes. Además esto último no depende exclusivamente de ti, sino de otros factores que tú no controlas y que, además, no tiene por qué ser justos.

Foto: David Gándara
– Estamos inmersos en una situación que jamás hubiéramos imaginado, confinados en nuestras casas por causa de la pandemia del coronavirus. ¿Qué consejos nos darías para pasar lo mejor posible estas semanas de encierro?

No sé qué podríamos aconsejar, pero sí creo que, al menos, esta situación nos puede servir para experimentar que nada en nuestro alrededor es seguro y que nos puede ocurrir cualquier cosa en cualquier momento. A partir de ahí, puede servir para que valoremos cada segundo de lo que nos ocurre, y escapemos de la tentación de acomodarnos o postergar cosas.

Por lo demás, solo desear a todo el mundo que esté a salvo, que se cuide y que cuide a los que tenga alrededor, además de agradecer su trabajo a todo el mundo que está dando el callo en su ámbito.

¿Cuál creéis que va ser el impacto económico de esta crisis sanitaria en el mundo de la cultura?

Pues está siendo y va a ser devastador. Puede dar la puntilla a muchos creadores que hacían malabares sobre el hilo de la precariedad, instaurada hasta el fondo en el ámbito cultural.


– ¿Por dónde pasan los planes de futuro de la banda a medio y a largo plazo?

De momento, por volver al local, que ya hay mono de guitarrazos por culpa de este confinamiento. Y por lo demás, nos gustaría presentar el disco en directo. Teníamos ya un par de fechas atadas, que se han caído, y otras cuantas de las que estamos pendientes. Ya veremos lo que ocurre. Por lo demás, seguiremos tocando, en los escenarios o en el local, hasta que nos cansemos.

PUBLICIDAD

Publicidad