jueves, 2 mayo, 2024
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La ilusión y el deseo ferviente de prosperar en una búsqueda incesante de un lenguaje musical propio e intransferible son circunstancias muy importantes para toda banda que se inicie en el mundillo. Obviamente, los grupos primerizos suelen recurrir a referentes conocidos, a uso repetitivo de ciertos esquemas compositivos, sin apenas renunciar a las bases inherentes al género, careciendo de primeras de una cierta autenticidad. No es el supuesto de los donostiarras Indómito que han sabido alejarse de ser uno más en el montón, reuniendo un buen puñado de canciones con identidad propia, sin prisa alguna, mantenido una fidelidad total a sus ideas, sabiendo disfrutar de la música y logrando que las sensaciones que lleguen por medio de los sentidos. Un dinamismo metalero creciente, echando a un lado a quien atreva interponerse, melodía sustentada en una voz versátil, pero cruda, capaz de de adaptarse a la consonancia y ponderación entre lo espontaneo y lo calculado.

En la presentación oficial en su ciudad, el pasado 9 de septiembre en la sala Doka (Donosti), la formación defendió con mucho mérito su propuesta musical, mostrando un directo cuando menos solvente y adictivo en su forma, una abigarrada intensidad a cara descubierta, una invitación a acceder al sentido más primario de la música, un afán por superar las limitaciones del género con recursos estilísticos variados, buceando en páramos poco transitados, avivando las tonalidades metaleras en «Calmar Tu Sed», «Último Clavel», «Sangre y Tóxico», «Propia Tiranía», «Traición» y Clavo En Mi Ataud», bofetones de actitud, inventiva y maestría compositiva, subiendo las pulsaciones en sus matices incorporados con gusto y a través de unas líneas vocales que saben rasgar o endulzar dependiendo del momento. Una personalidad muy definida en el contexto de sus letras y mucha frescura en conceptos y ritmos, con un efecto bien vivificante que impregna cada riff y cada acorde, demostrando amplitud de miras e ilusión en un caudal de sensaciones gratas en la ejecución de «Unko Dios», «Envidia», «Dualidad», «Prometeo Arde» y «Lobo Para El Hombre», contando en esta última con todos los integrantes de Xilikonai (grupo que se encargo de abrir la velada musical), no dando una sensación de banda primera sino el de una formación con vocación de ser grandes.

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