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Una de las mayores dificultades a las que se afronta una formación musical es saber canalizar todas las influencias y hallar un sonido, estilo y personalidad que la defina como tal. Aunque se trate de un proceso bastante complejo debido a que todo supuestamente está inventado y cada vez es más difícil innovar y hacer cosas diferentes por la incomprensión de aquellos de mente cerrada, quien logra con total naturalidad desatarse de influencias, aportar elementos, matices y atmosferas bien definidas, dejar grandes muestras de alardes de técnica y saber desatar gran variabilidad de emociones a través de sus canciones, tiene mucho ganado.

Los finlandeses Wolfheart se han convertido en unas de las formaciones más interesantes de escandinavia como consecuencia de haber sabido crear un estilo propio, un metal invernal atmosférico, aunando el melodic death metal con altas dosis de melancolía profunda, impecables arreglos vocales y unos detalles envolventes que logran aislar al oyente de la realidad cotidiana. En sus filas se encuentra Tuomas Saukkonen, compositor, multiinstrumentista, cantante y productor, una alma inquieta que por el año 2013 decidió disolver todas sus bandas (Before the Dawn, The Final Harvest, Black Sun Aeon, RoutaSielu y Dawn of Solace) porque tenía la necesidad de crear algo nuevo con el fin de recuperar la pasión por la música y así poder desarrollar sus nuevas inquietudes musicales, creando lo que es Wolfheart, aunque posteriormente volvió a recuperar dos de ellas, «Dawn of Solace» y «Before the Dawn».

Con una puesta en escena muy cuidada, mucho más discreta que la de los suecos Dark Tranquillity, con un juego de luces muy envolvente que inspiraba mucho ambiente, llamando la atención unas astas gigantescas a los lados del pie de micro de Tuomas Saukkonen, nos embarcaron en la aventura de viajar hacia esas frías y oscuras noches invernales de su tierra natal con “Strength and Valor” y «Zero Gravity», con contrastes en la instrumentación dentro de sus ambientes y la voces corpulentas y profundas, dejando en el ambiente un aura de mitología nórdica de tiempos atrás. La evolución constante de la banda se dejó notar en los siguientes temas «Burning Sky», «Ghost of Karelia» y «Evenfall», ejecutados con mucha envoltura y dramatismo, impregnados de infinidad de detalles y ambientes desolados que lograron conectar plenamente con los asistentes, complejas estructuras, alguna partes grabadas como los teclados, pero primando inminentes explosiones agresivas en los registros vocales. Una gran cantidad de recursos musicales en destellos guitarreros y diferentes tesituras en arreglos orquestales fueron lo más destacable de sus dos temas finales «The King» y «Grave», creando ambientaciones en la que uno puede sentir en sus carnes esos nevados parajes oscuros nórdicos. ¡Sublimes!

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