No es nada fácil hallar ese rasgo diferenciador e intransferible que proporcione identidad musical a una propuesta musical. Los oreretarras Pandemoldium han sabido encontrar un camino personal con dosis de originalidad, un estilo propio y contundente, bautizado con el nombre de Bread Metal “Cuando el pan de molde se vuelve mohoso y putrefacto resurge el demonio pandemoldium y penetra en tus oídos”, creando unas composiciones de considerable envergadura, donde brindan ciertos ramalazos de garra extrema, los cuales van suscitando el interés y la diversión.
En la cuarta edición del Mari Metal Jaia fueron capaces de desarrollar todo el amplio terreno que encierra su concepto, con gancho y vocación de directo, alternando contrastes de lo más interesantes en voces e instrumentación junto una tremenda capacidad de salirse del guión, ofreciendo destellos pintorescos dentro de su abrupto sonido mediante arreglos perfectamente colocados y entrelazados en la ejecución de temas como “AK 47”, “El Dios del Berbecio”, “Sepes”, “Agobiado”, “Jump”, “Amorebieta” y “Angel Destructor”, moviéndose con mucha facilidad en los terrenos rasgados y agresivos, buscando llegar hasta lo más profundo de nuestros demonios oscuros, alternando momentos corrosivos y otros con mucha más versatilidad a cargo de una sucesión de riffs y cambios de ritmo.
Con mucha naturalidad y fluidez fueron enganchando al público asistente, brindando risas y diversión en su particular versión de Chimo Bayo “Extasy Extano” y lanzando sandwiches fríos de pan de molde para hacer honor a la esencia de su nombre y acabar por todo lo alto con el acompañamiento de varios seguidores disfrazados en “Kriminal Drojas” y “Maskuya”, con una mayor pegada e intensidad, quedando patente tanto la calidad técnica como compositiva.